El 15 de Julio del 2015, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán Don Hikmet Hajiyev, en una conferencia de prensa denuncio la destrucción de los monumentos culturales en el territorio de Azerbaiyán – que es invadido por más de 27 años – por las Fuerzas Armadas de Armenia. El flamante vocero de la Cancillería Nacional de Azerbaiyán acoto: “Armenia, que persigue una política de vandalismo contra la riqueza histórica de Azerbaiyán y el patrimonio cultural en las tierras ocupadas de Azerbaiyán y en su propio territorio no tiene derecho moral, cultural, político o jurídico para auspiciar la conferencia de la UNESCO sobre la política cultural.”
El sr. Hajiyev estuvo haciendo referencia a las celebraciones de la tercera conferencia Internacional con el lema “La Política Cultural y Políticas para la Cultura” (“Cultural Policy and Policy for Culture”) que tomo lugar en Armenia bajo los auspicios de la UNESCO en los días 10-14 de julio del 2015.
El representante del gobierno de Azerbaiyán en su intervención en conferencia de prensa reitero: “Como resultado de la agresión de Armenia contra Azerbaiyán, 927 bibliotecas, nueve mezquitas, 44 santuarios, 464 monumentos históricos y museos, más de 40.000 piezas de museo fueron saqueados, destruidos y aplastados en los territorios ocupados.”
Es decir, como consecuencia de la “política cultural” perseguido por Armenia, una carterita hecha de plata que le pertenecía al museo de Lachin se vendió por US$ 80.000 dólares en una subasta de Sotheby en Londres.
Los materiales arqueológicos, el patrimonio cultural y religioso del pueblo de Azerbaiyán ubicados en tierras históricas de Azerbaiyán (en la región de Nakhchivan), y en el territorio de Armenia también fueron dañados como resultado de la política de “genocidio cultural”, un tema clave en UNESCO y muy relevante con la actual actitud de los representantes y autoridades de Armenia que participaron en dicha conferencia.
El conflicto entre los dos países del Cáucaso del Sur comenzó en 1988, cuando la Republica de Armenia hizo reivindicaciones territoriales contra la Republica de Azerbaiyán. En 1992, como resultado de la guerra que siguió, las fuerzas armadas de Armenia ocuparon el 20 por ciento del territorio de Azerbaiyán, incluida la región de Nagorno-Karabaj y siete distritos vecinos y adyacentes.
En 1994, los dos países firmaron un acuerdo de cese del fuego. Los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE, Rusia, Francia y los Estados Unidos de América, actualmente están organizando negociaciones de paz que no han generado ningún fruto hacia la solución definitiva de esta guerra prolongada.
Armenia aún no ha puesto en marcha, no está respetando, las cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la ocupación de la región de Nagorno-Karabaj y las regiones fronterizas.
Además, según un informe emitido por el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán “durante el 15 de Julio del 2015, las fuerzas armadas de Armenia han roto el alto de fuego con Azerbaiyán 80 veces (en 24 horas). “Las fuerzas armadas de Armenia ubicadas en las localidades de Vazashen, Berkaber (en el distrito Ijevan de Armenia) y Shavarshavan, Doveh del distrito Noyemberyan, abrieron fuego contra las posiciones de las fuerzas armadas de Azerbaiyán ubicadas en las alturas sin nombre y en los pueblos de Gizilhajili, Ferehli y Kemerli del distrito de Gazakh.”
La Agencia de Noticias TREND informo que “otra violación de alto de fuego por parte de Armenia, vino desde los puestos ubicados cerca de las aldeas de Gulustan, Talish, Tapgaragoyunlu en el distrito de Goranboy, Chileburt, Goyarkh, Gizil Oba de Terter, Shuraabad, Shikhlar, Garagashli, Javahirli, Kengerli, Sarijali, Yusifjanli de Agdam, Kuropatkino del Khojavend, Gorgan, Garakhanbeyli, Horadiz, Ashagi Seyidahmadli de Fizuli y la compañía Mehdili en el distrito de Jabrayil.”
Por otra parte, las posiciones de las fuerzas armadas de Azerbaiyán fueron sometidas a fuegos desde los puestos ubicados en las alturas sin nombre que pertenecen a los distritos de Goygol, Goranboy, Khojavend, Fizuli y Jabrayil.
Con todos estos antecedentes de violencia y crímenes de Armenia en contra de la población de Azerbaiyán, del patrimonio cultural y religioso de Azerbaiyán y el Mundo, la UNESCO decidió de organizar dicha conferencia en Ereván, en la misma ciudad en donde las armas de fuego se cargan con municiones para disparar en contra del patrimonio cultural de un país vecino, con profundos valores democráticos.
El Vice ministro de Cultura Armenio, Ashot Hovakimyan, en su discurso articulado en frente de cuarenta y cinco delegaciones extranjeras que participaron en la conferencia de UNESCO, añadió: “no sólo la exterminación física, sino también la destrucción de los valores culturales pueden borrar las matizas de una nación en la historia del mundo”. Este representante del gobierno de Armenia tendría que consultarse primero con los pobladores que viven en los territorios de Azerbaiyán invadidos por las Fuerzas Armadas de Armenia antes de articular su discurso tan apacible y muy desacertado, teniendo en cuenta la violencia diaria de Armenia contra el patrimonio cultural y territorial de Azerbaiyán.
Armenia es el único país en Europa que ha ejecutado, en tiempos modernos, una “exterminación física” contra el pueblo de Azerbaiyán. La masacre de Jodyalí es una de dichas ‘exterminaciones’ en donde se aplicó con crueldad un holocausto empapado con la sangre de los niños y madres inocentes que perdieron sus vidas en aquella noche del 25-26 de febrero del 1992, bajo el humo de armas químicas y las bayonetas de los soldados armenios (o mejor dicho “ármennos”). Dicho evento que ocurrió más de 23 años atrás tendría que despertar una vez más la conciencia asfixiada y la vista gorda de los presentes líderes de la UNESCO.
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