Desde que entré en el mundo de la cultura de creación y búsqueda, he visto, en el horizonte esta cuestión. Ahora, diríamos, hay empresas que se dedica profesionalmente a ello.
Este artículo, contraria a los muchos que he ido redactando, no citaré fuentes, ni editoriales, ni autoeditoriales, ni libros con Depósito Legal, pero no con ISBH, ni siquiera todos los libros, que se autoeditan por el propio autor, con diez o cien ejemplares, y que no llegan a ningún lado.
Solo citaré, como referencia si a alguien le interesa ampliar, el artículo Luces y sombras del boom de la autoedición en España de Nuria Azancot, publicado en El Cultural del 03 de junio del 2021, pienso que en esa columna viene una síntesis bastante aquilatada de todo este mundo.
¿Por qué, posiblemente, cientos de miles de personas, quizás millones cada generación, necesitan publicar un libro? (No entraremos aquí, la misma necesidad de otras personas, de construir cuadros o esculturas o cualquiera de las otras artes, en diferencia de cantidad, según las artes).
¿Son maneras de encontrar la identidad personal, de encontrarse a si mismo, quizás, de hallar un lugar en la historia, de intentar vivir y existir, con la imaginación creadora, término, que tanto gusta a Marina, si no recuerdo mal? ¿Quizás, por vanidad y soberbia, para tener un lugar en el recuerdo del resto de los seres humanos, en la cultura oficial de siglos?, ¿quizás, para vivir y sobrevivir, quizás, para superar heridas y traumas, que están en el consciente e inconsciente…?
Hay como dos mundos en el universo de la creación o investigación cultural, sea cual sea, el medio que se utilice, sea el arte o la disciplina o la actividad, están los que sus obras se valoran, en mayor o menor grado, sea por el gran público y la gran crítica, o, por el mundo académico, producciones culturales, que en el fondo, no desean salir de su círculo académico, saben que se quedará ahí, y sirven, con otros propósitos, demostración de investigación, de estar entre los especialistas, para ocupar un puesto internacional, al menos como deseo, en esa especialidad, etc.
Y, después, están o estamos los muchos, los que las producciones culturales, en este caso el libro, se quedan en los vientres de los cachalotes del ordenador, o, algo respira en Internet, o en los caminos de la autoedición personal, que ha ido evolucionando en estas décadas, o en las editoriales que se dedican a esto, o incluso, en la galaxia de Amazon.
Hoy, hoy es más sencillo la publicación y autopublicación. He y hemos visto, como algunos autores, salen a la calle, a vender su libro, se ponen al lado de la acera, y a treinta metros, está el mendigo pidiendo piedad y misericordia, y él, casi siempre hombres, los que he visto en estás décadas, expone sus libros a la venta…
¿Qué decir? ¿En todo, en esos dos grupos, que he mencionado, existen, como una escalera de realidades o de escalones, de diferentes niveles, por tanto, cada uno, puede estar situado en una esfera o en otra…?
Me he preguntado, muchas veces, si dedicarse a un arte, aunque se realice, compartiéndolo con otra labor profesional y vocacional y laboral, que es la que permite comprar la gaseosa y el chorizo de cada día. Reitero, me he preguntado muchas veces, ¿si esa enorme necesidad de escribir, constituye una enfermedad liviana, una disfunción, o, es una actividad, que entre tantas que realizan los humanos, siempre con cierta medida, no es lo peor, porque hay muchos pecados capitales, concretados de muchas maneras…?, ¿una modesta y liviana patología, siempre que se produzca con algunos límites, es una pequeña enfermedad, no digo neurosis, sino quizás, una forma de autoterapia, quién sabe los colores que tendrá en cada conciencia…?
Si desean, infórmense detalladamente de este mundo de la autoedición y autopublicación del libro cultural o literario o de alguna rama del saber, por parte de los autores, en todas sus variedades, y verán que las cifras son ilimitadas. Y, muchos de esas obras y de esos autores, quizás, ni siquiera estén en esas editoriales de autoedición, que han surgido, las internacionales, que existen varias, y, también, varias dependientes de grandes editoriales tradicionales o grupos editoriales. Es decir, en este mercado, todo el mundo baila…
Esta herida, en parte se podría curar, si alguna entidad, de tantas como existen en la cultura: departamento universitario, biblioteca, revista, fundación, museo, editorial, asociación de escritores, etc., al menos, en su Web abriese una pestaña, y fuese admitiendo datos y curriculum de autores y autoras. Vería que en poco tiempo, se llenarían, de miles, quizás, docenas de miles de fichas. Dónde explicarían su biografía, de forma sucinta, y su producción cultural, editada e inédita, siempre que pudiesen demostrarlo, con el registro de propiedad intelectual.
¿Pero la gran pregunta, esto anterior, que apenas tendría coste económico, y por fin, se sabría la producción cultural, de una rama del saber, del libro, porqué esto que es tan sencillo, nadie quiere hacerlo, es decir, un Archivo del Libro, un Centro Documental del Libro, una Página Virtual sobre Autores, etc.? ¿Por qué…?
¿Lo mismo se podría aplicar al mundo del arte plástico, y, me temo, que en mayor o menor medida, al resto de artes…? ¿No es de justicia, de equidad, de piedad-misericordia, que personas que han dedicado diez o treinta o cincuenta años, a una labor de creación e investigación pueda quedar algo para el futuro…? ¿A nivel local, provincial, comarcal, regional, nacional…?
Terminaré con una pregunta, si quieren una cuestión, he indicado, que no daría cifras y no mencionaría autores, ni editoriales, salvo la referencia a ese artículo arriba indicado, ¿pero podría suceder, que un autor literario-filosófico, haya escrito, una de las obras, de un único título y un único autor, no obras completas, de literatura y de literatura-filosofía, con más palabras de todas las lenguas y culturas? ¿Una, de las tres con más palabras, cincuenta mil páginas, veintidós millones de palabras?
¿Que haya realizado esta labor, en más de cuarenta años, que haya ido construyendo pequeñas autoediciones, con depósito legal, que haya enviado, parte o gran parte de esa producción a miles de personas y entidades, y dicha publicación, dicho libro, dicha obra, no exista en la cultura de su época, ni siquiera a nivel de las autoediciones…?
¿¡Creen ustedes que esto es posible, o esto es una imaginación para construir una columna periodística…!?
¿De verdad se valoran las ideas y los conceptos y las frases y las palabras o, es un engaño que nosotros nos creemos…? ¿Porque si de verdad, se valorase, no se buscaría, la verdad de cada frase, la hubiese dicho Homero o el porquero de Agamenón, estuviese escrito en un libro con grabados en otro, o en un libro a fotocopias…?
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