En la página 114 de la tesis doctoral de Vicente Coves Mora sobre José Antonio Marina: La Columna periodística como medio de creación y divulgación filosófica, este autor indica que Eugenio D´Ors escribió diez mil columnas.
Eugenio D´Ors Rovira (Barcelona, 1881, Vilanova i la Geltrú, 1954) escritor, ensayista, periodista, columnista, dibujante, filósofo, crítico de arte…, es considerado como uno de los grandes columnistas que han florecido en este mar de olivos y trigo y viñas y mar y tierra y sol y aire y, contrariedades que es Celtiberia.
Considerado por muchos como un genio semiolvidado, de la misma talla y generación, en casi todos los aspectos de Unamuno y Ortega, Maeztu. es diríamos en sus Glosas o Glosario, dónde nos enmarca una filosofía en píldoras, es decir, en columnas y artículos. Se ha hablado mucho si estos tres autores, primero hacían filosofía en y para los libros, y después, traspasaban algún material a artículos para el común de los mortales. O, viceversa, realizaban excursiones-catas del pensar-lenguaje en trozos de la realidad, las expresaban en columnas, y después, en lenguajes más literarios-filosóficos, algo más académicos, las pegaban como libros. O, simplemente, pasaban de artículos a racimos de artículos formando un códice en papel moderno.
No es mi costumbre-hábito en meterme en los palacios-castillos-monasterios-prisiones de todo ser humano, porque al final, pienso que si de mí, solo me conozco un poco, de otros, ni siquiera llego al umbral. Pero si pienso-repienso, en este análisis sobre unas docenas de articulistas que me han precedido, pienso que esto no es vanidad-soberbia, primero, intento ofrecerles con mis palabras un homenaje, no actúo-analizo-enjuicio-sentenció en y sobre la complejidad-simplicidad de una vida, Dios juzgue, o, quizás los grandes críticos, en esa relación de vida-obra, que tantos mares de palabras ha llenado-rellenado a y en y sobre los ojos de los humanos.
Creo que estos tres grandes columnistas de la primera mitad del siglo veinte, de este lagar que denominamos Iberia-Tierra de Conejos-Piel de Toro, nos enseñaron y mostraron realidades, trozos de realidades mezcladas con sus intereses-fines-motivos-razones-deseos-pasiones-pulsiones conscientes-inconscientes-semiconscientes.
Nadie es perfecto, nadie es totalmente imperfecto, pero si es cierto, que unos seres humanos somos en unas variables más imperfectos que otros y, en otras superiores a otros. Todo queda comedido-mesurado. Aunque, unos mejoramos en algo, en otro, empeoramos. Si a esto se añade las dificultades de los siglos, y la primera mitad del siglo veinte, en Europa hubo muchas hogueras de muchos colores, muchos temores-dolores-angustias-penas, que obligaron a muchos seres humanos a tomar opciones, “por el menos malo”, no por el más bueno. Y, después, nosotros anacrónicamente, juzgamos a unos y a otros, cuándo las trincheras de la historia-Historia siempre se desdibujan.
Aprendo y reaprendo y aprehendo y reaprehendo de todos los que me han precedido. O de todos los que he podido y puedo entender-comprender, por azar o por causalidad. De todos los que antes que nosotros han arado las tierras de las palabras del artículo, especialmente, como estos tres grandes figuras, que mezclaron y combinaron, noticias de la realidad con literatura-filosofía.
Todos los artículos-columnas y articulistas, saben que este género, exige un cierto grado de objetividad y otro grado de subjetividad, se permite, siempre que se haga con respeto, poner en papel con letras de colores o negras o grises, hipótesis posibles, que quizás, después, el lector-lectora debe analizar-comentar-criticar-ponderar.
Pero todo sujeto, el intelectual-pensador-escritor, es también un sujeto en los terremotos-volcanes-seísmos de la historia, intenta vivir y sobrevivir en su momento, también entenderla-comprenderlo. De tos los artilugios-constructos-técnicas culturales que nos hemos inventado-descubierto, una, una muy modesta es el artículo. En mil palabras hasta hace poco, ahora los editores quieren cuatro mil caracteres tipográficos, expresar varios micromundos insertos en un macromundo.
Todos sabemos que un artículo es un ensayo, ya desde Montaigne, Bacon, que no escribieron artículos, pero si ensayos que podrían ser columnas largas… ¡Y, todo microensayo o miniensayos formado no por palacios, sino solo unas pequeñas paredes y alguna lámpara, todo artículo es parcial, pero una parcialidad que aspira a un grado suficiente de verdad-bondad-belleza-racionalidad-prudencia-eficiencia-utilidad…
Hecho en falta, si se me permite, la necesidad de un Centro Documental o Archivo Online, dónde existan datos y artículos, si es posible, de los cientos de articulistas que han recorrido estas tierras desde el siglo dieciocho. Cientos y cientos. Miles y miles. Sería una base documental esencial, para entender y comprender lo que somos, en nuestras sombras y luces, en el toreo y en el fútbol de la vida. Es un material, que se debería ir acogiendo-rccogiendo-recolectando-recosechando, hoy que Internet y la Informática y los Big Data, tantas posibilidades permiten. Entre otros D´Ors, sus artículos y columnas, columnas vertebrales nos podrían indicar algunas sugerencias e ideas.
Ya, en esta serie de artículos que estoy escribiendo sobre plumas columnisticas del pasado, menos del presente, he indicado, que hoy los digitales, podrían junto a los cinco firmas o diez artículos diarios de autores de hoy, crear una subsección, y, cada día, publicasen, con los permisos de registro propiedad intelectual, uno o dos artículos de estos grandes que han recorrido desde Larra estas mesetas y montes, ya que se dice, que España es el segundo país de Europa con más montañas-alturas –dato que dudo de ello-. Desde Larra hasta Umbral, pasando por Unamuno, Ortega, Maeztu. D´Ors y otros cientos… Paz y bien en las palabras-ideas.
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