Irène Némirovsky, 1903. Kiev, 1942, Auschwitz, escritora afincada en Francia, de origen judío, convertida al catolicismo en 1939.
No cabe duda de que el siglo veinte, especialmente la primera mitad, fue enormemente convulso. Cuándo analizamos o narramos algo de la existencia de las personas que cómo árboles les tocó vivir y existir en esos tiempos, en casi cualquier lugar del mundo. En el caso de nuestra escritora-persona-personaje-protagonista, casi desconocido en la Piel de Toro, pues es evidente, sus padres y familia tuvieron que huir de Ucrania por la revolución rusa, pasando por Finlandia, hasta arribar en Francia, y al final en Auschwitz.
Aunque, sea un comentario baladí, siempre me he preguntado, cómo tantos millones de judíos fueron atrapados en sus territorios, sabiendo lo que se les avecinaba, supongo, que pensaban que era otra persecución más, de las tantas como durante siglos y milenios han sufrido. Ciertamente, muchos se marcharon y se exiliaron, otros, solo diríamos a medias, y en el territorio intermedio o de paso fueron capturados.
Debió de ser una persona, que ahora denominaríamos de altas capacidades, al menos en la rama del lenguaje, era políglota, y conocía el ruso, francés, polaco, inglés, euskera, finés y el yiddish. Y, quizás, como muchas personas superdotadas, una persona difícil de encajar en el medio, se indica, que tenía una muy mala relación con su madre. Ahí, en este tema, como en tantos, quizás no tenemos suficientes datos para conocer-entender dicha realidad…
¡Pero también se indica, que cuándo las hijas de Irene, llegaron a una mansión dónde residía la abuela en Niza, es decir, la madre de nuestra escritora, ésta no las invitó a quedarse, sino que les indicó que se fueran a un orfanato! ¿De ser cierta esta información o noticia o dato tendríamos que plantearnos, diríamos demasiadas preguntas y cuestiones, sobre los límites de la naturaleza humana, y quizás, la enorme sombra que esta forma de ser proyectó sobre Irène Némirovsky?
Sus dos hijas, que fueron capaces de salvarse del holocausto al esconderse, llevaron y salvaron los manuscritos de su madre en una maleta. En 2.004 se publicó en Francia, su libro más reconocido Suite Francesa.
Ciertamente, todo el mundo, generación tras generación se repite el mismo lema, “aprender del pasado para no repetirlo”. Pero generación tras generación, los nietos cometen los mismos errores que los abuelos, cambian las tecnologías, los saberes, las ciencias, las costumbres, pero siempre parece lo mismo, podríamos denominarlo que “el sistema se desencaja y se desarmoniza, por diversas razones o similares, y otra vez, se toman, soluciones radicales, de un color o de otro, que al final, llevan a mayor o menor grado, a enfrentamientos, violencias, conflictos, incluso guerras, revoluciones, contrarrevoluciones…”.
Parece que el dios Marte, que la caja de Pandora, siempre está con nosotros, está siempre durmiendo a nuestro lado, esperando que nazca y renazca, esperando siempre resucitar de un modo o de otro. Irène Némirovsky, diríamos, nos narra-cuenta-relata, creo intenta comprender-entender la barbarie dentro de la civilización, la distopía dentro de las utopías, las realidades humanas, de seres humanos, que les toca vivir y existir y ser y estar en un tiempo y en un lugar, y que la mayoría, la inmensa mayoría solo desean que les caliente el sol y seguir respirando cada día. Pero las estructuras exteriores les hacen converger hacia los desastres y las hecatombes…
Al final Irène Némirovsky nos plantea y pregunta por qué los humanos somos como somos, por qué en la multitud de circunstancias y situaciones que nos abordan y apabullan y atormentan y nos alegran, somos como somos. Esta es la cuestión. A veces, pienso, que las grandes filosofías-cosmovisiones-religiones-ideologías-artes, en todo lo que tienen de bueno, solo intentan que el ser humano sea mejor, para que cuándo vengan las tormentas, se comporten como personas humanas, con humanidad, y no como bestias salvajes con razón, utilizando la razón y el saber no para disminuir el mal o los males, sino para aumentarlos. Irène Némirovsky, nos plantea, como todos los grandes escritores, en este caso escritora casi olvidada y dormida en el sueño de los justos, nos recuerda mucho de lo que somos, de lo que podemos ser, si las circunstancias históricas o sociales se ponen en el límite o nos sitúan en el límite.
Aquello de Goya: “que los sueños de la razón crean monstruos”. Ahora, se utilizaría la fórmula del círculo de Viena, “que la razón instrumental puede aplicarse a fines irracionales”. O dicho de otro modo, que toda la shoah, y nuestra escritora y persona que comentamos, es un caso evidente, que el fin-meta-finalidad del holocausto, por muchos que nos esforzamos en entender y comprender, nos es imposible asimilar tanto mal y maldad, pero una meta enormemente irracional e ilógica e inhumana, se siguió y consiguió, casi con una perfección instrumental en medios y modos y maneras y técnica de organización.
La muerte masiva de millones de personas organizadas y gestionadas de una forma casi perfecta en la maldad y en la eficiencia y en la racionalidad, incluso dentro de un mundo, en una guerra enorme. La sinrazón de la razón y la razón de la sinrazón, elevada casi a la perfección… ¡Pasarán siglos y generaciones, y a no ser que se vuelva a repetir, Dios no lo permita, no entenderá la humanidad tanta maldad, tanto mal sin necesidad…! ¡Paz y bien…!
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