Se denomina síndrome de Barbie al intento de parecerse a la muñeca Barbie o al muñeco Ken, y para eso muchos jóvenes y adolescentes intentan imitar dicha figura y, también en algunos casos adolescentes chicos.
Debo indicar que no soy un especialista, ni un experto en este tema, pero dentro, de lo que considero son los deberes de un articulista es plantear cuestiones, y que otros con más sabiduría la perfilen, o diríamos indicar realidades que quizás, no se conozcan lo suficiente, y los lectores, por manos de mayores expertos se informen.
Dentro del ámbito europeo en los profesionales de la psicología ha empezado una preocupación por este efecto, que diríamos, existe una “dimensión fuerte”, en la cual, incluso sufren operaciones quirúrgicas, y otra “débil”, que es una imitación en mayor o menor escala.
Quizás, en el fondo de esta cuestión estriba, el mito tan antiguo “del deseo o la imitación de la eterna juventud”, o quizás, esa idea o concepción que ha entrado en el mundo occidental, de esta físicamente lo más elegantes-guapos-bonitos posibles, que incluso ha llevado a una oleada de hipervaloración de todo lo relacionado con el cuidado del cuerpo.
Tal es así, que en años anteriores se han producido casos, que se han denominado “barbies humanas” entre otras Kota Koti, Dakota Rose, Valeria Lukiyanova, Olga Oleynitk según el periódico El Espectador del 15 de noviembre del 2012. Entre los casos de chicos estuvo Justin Jedlica.
Por supuesto estos casos son, diríamos de hace una década, según los datos de que dispongo, pero en definitiva, estamos ante un grave problema que podríamos denominar de “adoración al cuerpo”, no es que no debamos cuidar de forma sana al cuerpo y también, la mente y, si creemos tener alma, al alma, sino es la hipertrofia de la belleza física, de unos estándares de cuerpo, siempre diríamos rozando más la delgadez que no un término medio o un intento de un cuerpo perfecto, cosa que habría que fijar qué es en realidad ese concepto, y no solo hacerlo, por el motivo de salud que sería bueno y conveniente y saludable, sino diríamos por la belleza.
Quizás, esta realidad o si se quiere este complejo, tiene muchas raíces y tiene muchas ramas o consecuencias, desde la anorexia a la bulimia, que diríamos sería la radicalidad de este sentimiento, y que termina en graves enfermedades, hasta diríamos otra “situación” es la que están denominando síndrome de la muñeca Barbie y del muñeco Ken.
No podremos olvidar, que una de las raíces del “acoso” y del acoso escolar, es el cuerpo físico de algunos de esos adolescentes, sin menospreciar las consecuencias de baja autoestima de una parte importante de la población jumentil, que después tiene reflejos en toda su vida, incluso las “eternas dietas”, que parece ser somete, en mayor o menor grado toda la población occidental, siempre pendiente, en exceso del peso y de la forma y del vestido y de la moda, etc.
Es más, todos estos efectos, débiles o fuertes, que antes hemos indicado, está limitando y teniendo consecuencias, en personas, en sus relaciones afectivas, incluso potencialmente para sus futuras relaciones de pareja e incluso de matrimonios, creando diríamos, limitaciones afectivas a determinadas personas y grupos, solo por su peso o su forma física o similares. Por tanto, estamos tratando un problema que es grave, con raíces como hemos indicado múltiples, que diversos especialistas nos deberían aclarar, y con consecuencias, incluso de muy alto nivel y calado, que también el saber ortodoxo y de las ciencias diversas nos deberían aclarar.
Quizás, ha llegado el momento, de que las sociedades occidentales planteen seriamente este problema, en su multiplicidad de causas y motivos y consecuencias, que en la calle es obvio y evidente, pero que parece que por razones, que no terminamos de perfilar, las administraciones no abordan, ni la ciencia ortodoxa, solo de perfil.
Como en toda realidad humana hay diversidad de aspectos, y los casos pueden ser muy distintos, los cirujanos plásticos, por lo general, tienen que poner freno a estas situaciones, porque estas personas, no tienen límites en su intento de copiar o imitar su figura ideal, hemos indicado estos casos, pero puede ser la imitación de una actriz, o incluso, otra forma, sería en algunos casos, que todo el mundo conoce, el blanqueamiento de la piel, la imitación enorme de musculatura, etc.
Hemos indicado, que diríamos existe una perspectiva “dura” de esta cuestión, cuándo termina en cirugía o incluso, en otras variedades de enfermedad psicológica como la anorexia y la bulimia, realidades que son un azote en Occidente en estos últimos lustros. Pero también, diríamos que existe una forma “débil”, que quizás, sin llegar a la cirugía, ni a situaciones de “enfermedad como la anorexia”, pues esta concepción psicológica y antropológica y moral del ser humano tiene consecuencias enormes e importantes.
Es decir, existen millones de adolescentes en el mundo, y menos adolescentes, que “no tienen una relación psicológica sana con su cuerpo”, es decir, diríamos que la variedad humana fisiológica, en la cual, unas personas son más altas y otras menos altas, unas con una complexión más fuerte y otras más débil. Sin negar, los parámetros y estándares de salud biológica y física, que la medicina ortodoxa indican. Se ha caído diríamos en un culto al cuerpo, que se muestran en una multitud de parámetros, con consecuencias enormes en multitud de aspectos de la realidad y de lo real. Hemos hablado de juventud, pero que estas realidades, en mayor o menor medida, se producen también en otras edades, cierto con otras variables, y desde luego, “diríamos esa mentalidad social que se ha establecido de esa implícita adoración al cuerpo”, sin darnos cuenta, que el ser humano, tiene otros grandes valores, como una correcta moral, una psicología sana, unos valores espirituales, etc. El ser humano es cuerpo o es corporeidad, como dirían algunos pensadores, pero no solo es cuerpo, es al menos también cerebro-psique-mente, que vive y existe en una sociedad y una cultura dentro de y en la Naturaleza.
Esta realidad tiene enormes consecuencias en todos los ámbitos de la sociedad, y desde luego teniendo importancia no solo para jóvenes y adolescentes, hombres y mujeres, en distintas proporción, e indicado al principio, que no soy un experto en esta temática, por lo cual, invito a las personas, que crean estar bajo alguno de estos síndromes, que consulten a la medicina oficial. Pero no cabe duda, de que esta realidad, quizás surgida en la primera infancia, a imitación de determinados modelos psicosociales, o quizás, debido a multitud de otros factores, quizás, la crisis moral, que en definitiva Occidente está sufriendo, sea el caldo de cultivo, para no el cuidado correcto y adecuado, según el saber ortodoxo, del cuerpo-mente-alma, sino a un exceso, o una adoración que podríamos denominar el “culto y la adoración al y del cuerpo”, y que este síndrome, sería una de las consecuencias entre otras…
Los comentarios están cerrados.