Así titulaba una columna en El País, Isaac Rosa Camacho, el día 10 de junio del 2017 refiriéndose y homenajeando a Juan Goytisolo.
No cabe duda de que Juan Goytisolo si hubiese sido francés, y hubiese escrito en francés, podría haber sido un candidato con más posibilidades y probabilidades de habérsele otorgado el Nobel, que al haber sido de esta tierra y de esta lengua. Quizás, hubiese sido equiparado con Camus, Sartre, Gide, por poner tres de su siglo y del nuestro.
Dentro de la temática general, la cuestión es la función-finalidad del escritor y del escritor literario, quizás, del arte y del artista y de las artes en general. O, dicho de otro modo, durante milenios, diríamos que las Artes, especialmente, la literatura ocupaba un gran campo del saber y de la realidad, pensamos, que la construcción teórica de la realidad, hasta el siglo diecisiete y dieciocho, estaba conformada por las diversas parcelas, la ciencia o ciencias en mantillas, especialmente, la matemática y algo del resto, la filosofía y filosofías, la teología y teologías, y un capítulo, muy amplio, la literatura y el resto de las artes.
Dicho de modo más sencillo, la literatura ocupaba una enorme parcela de la interpretación de lo real-realidad interior-exterior, individual-colectiva. De ahí, que durante siglos, en la medida que haya existido el ser-estar, y, debido a otras mil variables, la literatura ha sido la interpretación del mundo de las clases medias, porque pocos conocían la alta teología, la alta filosofía, ni los niveles más profundos de las ciencias, según cada época, muy influido todavía por el concepto de la episteme griega, sin entrar ahora, en las diferencias con la metodología científica del método de Padua o deductivo-inductivo de Galileo.
Por consecuencia, diríamos, que han existido dos tipos de interpretadores del mundo a través de la literatura, los “conformistas”, simplificando mucho, “los no-conformistas”. Después, cada época, se puede ser de un estilo-estética o de otra, según las ruedas de los siglos y de las invenciones de los humanos. Se puede ser no-conformista en el estilo-tendencias-ismos-estética, y, ser más conservador-liberal-tradicional en el contenido de las palabras-frases-ideas-perspectivas-dimensiones de lo narrado-escrito. Sea del arte que sea.
Juan Goytisolo, sin juzgar al hombre de carne y hueso y nervios y alma, que nos diría o podría haber indicado, Unamuno, sin juzgar al hombre y sus circunstancias, del maestro Ortega, su vida está conformado por una banda del delantero del futbol, y la obra, está por la otra banda del partido de los veinticuatro siguiendo un balón, rodeado de millones de pares de ojos. No voy aquí a indicar que la obra y el hombre-vida y, la circunstancia no tienen importancia, que es esencial. Pero no me corresponde a mí, o al menos, yo no me tomo esa labor como función propia, en mis modestos artículos-columnas juzgar al hombre, sino valorar algo-mucho su trabajo-producto.
Los tres hermanos literatos, nacidos de las circunstancias de la profunda herida del fallecimiento de su madre, en el Paseo de Gracia, por la cruenta-incivil discordia que parece estamos condenados en esta plaza de toros ibérica, siglo tras siglo, solo cambian las banderas y los colores, pero siempre sabemos el desarrollo del teatro-drama-tragedia, siempre la misma, el dolor-sufrimiento-angustia-hambre-guerra… ¡Bien haríamos en recordar la historia, no ya solo para no repetirla, sino no poner los ladrillos que puedan reiterarla…!
¿Hablábamos quién va a ocupar la heterodoxia, utilizando el término-concepto, bien adecuado, de Isaac Rosa…? Personalmente no lo sé, pero pienso que la función-finalidad del hombre-mujer de letras o de ciencia o de artes o de filosofía, es buscar la verdad-veracidad-bondad-bien-belleza-racionalidad-argumentación-demostración-prudencia-eficiencia-utilidad-sentido…
Dicho de otro modo, no habría surgido Newton, sin todo el saber anterior, ni Einstein, ni Planck sin todo el saber anterior, ni el autor “X” que está buscando-esperando la física y matemáticas, para que nos diseñe la “teoría del todo”, que plantee la “solución, o al menos, un paso más, al “desciframiento de la realidad del cosmos-naturaleza-espacio-tiempo micro-macro”. Es decir, aquella frase, que indican no es de Newton, “me apoyo en hombros de gigantes”, es la realidad, el saber científico avanza porque unos se apoyan en otros, incluso en los errores, para no cometerlos otra vez, para superarlos…
Pienso que no puede existir heterodoxia sin ortodoxia, que la heterodoxia tiene sentido en cuanto se avance algo en algún trozo de la interpretación de lo real-realidad, en la enorme cantidad de campos. Por otro lado, seamos modestos, cada vez más las temáticas que las artes toreaban-troceaban-bailaban-jugaban-describían-conceptualizaban-teorizaban, cada vez, están pasando al campo de las ciencias sociales. Es como si nos tuviesen quitando el fuego y la madera de debajo de los pies. La literatura, tiene la función de ir, ir siempre más lejos, para ir encontrando un nuevo camino. Algo así, como la fotografía quitó la finalidad a la pintura, y tuvieron que inventar el impresionismo-cubismo-surrealismo-expresionismo…
Existen, docenas de miles de escritores, que en sus cajones de los vientres de las ballenas de Internet, tienen depositadas, y la mayoría se van muriendo poco a poco, cientos de miles de obras de literatura. Muchas, dirán, ustedes que no tienen suficiente valor. Posiblemente, pero quién dice, que la gran genialidad, está olvidada en un cajón de algún lugar de la Galicia profunda, de la Patagonia, de la California profunda, por solo citar territorios dónde el castellano todavía se balbuceé. Quizás, ahí, esté la gran aportación y la gran heterodoxia, y ahí, alguien, espera y desespera, y alguien se está muriendo de pena, y, a ese alguien, nadie le hace caso. Pasan días, semanas, meses, años, lustros, décadas, pasan sus vidas, y, como un nuevo o nueva Kafka, se va al otro barrio-aldea-ciudad-dimensión-eternidad, sin saber-conocer-entender, si su producción tiene valía o no la tiene. Ese o esos son los verdaderos heterodoxos, esos que ni siquiera sabemos si existen, ni sus nombres. Paz y bien.
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