Miren Apilánez, investigadora del departamento de Pediatría de la UPV/EHU ha estudiado la evolución que ha tenido la infección pediátrica por VIH en Gipuzkoa desde 1984 hasta 2011. Junto con el desarrollo de métodos diagnósticos de la enfermedad y tratamientos cada vez más efectivos, se ha conseguido disminuir la transmisión madre-hijo (transmisión vertical) del 23,9% al 2,4% erradicando prácticamente la infección en el niño.
La transmisión vertical se da desde mujeres infectadas por VIH a sus descendientes. Esa infección puede ocurrir en tres momentos o fases: Durante el embarazo, durante el parto o durante la lactancia materna, “pero, en realidad, el momento más crítico es el parto, por contacto del niño con sangre o secreciones vaginales maternas” —aclara la investigadora—. “Durante el embarazo también se pueden infectar, pero es menos probable porque la placenta ejerce de barrera”. En cuanto a la lactancia materna, “desde que se tuvo conocimiento de que era una vía de transmisión de la infección, en los países desarrollados está contraindicada”, explica Apilánez.
Durante la investigación, Apilánez estudió a 239 hijos de mujeres infectadas por VIH, nacidos entre 1984 y 2010 en Gipuzkoa, y sus madres. Resultaron infectados por el virus 30 niños, y 209 serorrevirtieron en los primeros meses de vida.
Cuatro periodos, cuatro escenarios
A lo largo del tiempo, se evidencia una evolución en diferentes aspectos relacionados con la infección en Gipuzkoa; tales como la propia tasa de transmisión, la implementación de medidas diagnóstico-terapéuticas en madres e hijos, o la vía de adquisición de la infección VIH por parte de las madres.
Así, Apilánez establece cuatro periodos en el transcurso del tiempo, definidos principalmente por la implementación de medidas diagnósticas y terapias. El primer periodo es el transcurrido entre 1984, cuando se diagnostica el primer niño, hasta marzo de 1994, y Apilánez lo define como “periodo de pocos recursos, caracterizado por la ausencia de terapias eficaces”.
En marzo de 1994, se publicaron a nivel mundial los resultados del protocolo denominado ACTG076, donde se demostraba que la administración del primer antirretroviral conocido, el AZT, durante el embarazo y parto disminuía mucho la transmisión vertical. El protocolo establece que debe administrarse el tratamiento durante el embarazo, con el fin de mejorar la situación inmuno-virológica materna, llegando al parto con carga viral indetectable y, por tanto, con mínimo riesgo de contagio al niño. El tratamiento se completa con terapia intraparto y al recién nacido durante 45 días. Iniciado este tratamiento en las mujeres embarazadas infectadas por VIH de Gipuzkoa, (segundo periodo), se observó a los tres años que la transmisión disminuyó del 25% al 8%. “Sin embrago, todavía seguían infectándose niños, porque había mujeres no conocedoras de su infección en el embarazo, y, por tanto, no recibían tratamiento”, puntualiza la investigadora.
A la vista de aquellos resultados fue en junio de 1997 cuando se estableció el protocolo del despistaje VIH a la mujer embarazada en Gipuzkoa (tercer periodo); es decir, cuando se estableció realizar la prueba del VIH a todas las mujeres embarazadas, para descartar que tuvieran la infección. “Esto fue crucial, porque se detectaron muchas mujeres que no sabían que estaban infectadas, aunque no se llegó a cubrir la totalidad de la población”, comenta Apilánez. Asimismo, en este periodo también empezó a emplearse la terapia combinada, o terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA). Esta terapia se caracteriza por combinar varios medicamentos que atacan al virus en diferentes momentos del proceso de infección. De esta forma el tratamiento resulta mucho más eficaz.
En marzo del año 2000 es cuando da comienzo el cuarto y último periodo, caracterizado por un importante esfuerzo divulgativo de las pautas de despistaje y tratamiento de la infección VIH en el embarazo, a través de los Colegios de Médicos y de Enfermería de Gipuzkoa, consiguiendo por fin detectar a todas las embarazadas infectadas y por tanto alcanzar el 100% de cobertura terapeútica.
Las estrategias en prevención de transmisión vertical VIH han permitido una reducción de la tasa de transmisión vertical desde el 23,9% en el primer periodo hasta el 2,4% en el último. La terapia antirretroviral de gran actividad en el embarazo se ha erigido como el factor protector más relevante frente a la transmisión de la infección VIH de madres a hijos, consiguiendo que la madre llegue al parto con una situación inmuno-virológica correcta, especialmente con carga viral indetectable y por tanto un mínimo riesgo de transmitir la infección al niño.
No obstante, la investigadora insiste en que estas medidas deben cumplirse al 100% para ser eficaces recordando que, incluso así, existen todavía factores no bien conocidos que dificultan suprimir totalmente la transmisión madre-hijo de la infección.
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