Con la eliminación del peligroso terrorista Iraní Qasem Soleimani, el pasado jueves dos de enero (2020), el Presidente Donald J. Trump entra en la historia: como el único jefe de estado que ordeno la eliminación de la cabeza de Fuerzas Quds de Irán; como genuino estadista defensor de la seguridad nacional de Estados Unidos; y promotor de la paz y progreso en el Medio Oriente. Dicho ataque en Bagdad era el acto más importante desde los inicios del conflicto con Teherán en 1979.
En los últimos meses, el régimen de Irán ha orquestado el ataque a la Embajada de Estados Unidos en Iraq. Irán es el principal proveedor de municiones y misiles para las fuerzas de Hezbollah en el Líbano y de los rebeldes Houthi en Yemen. El 24 de julio (2019), el Ex Ministro de Relaciones Exteriores Luis Alberto Castiglioni, organizó su primera visita oficial en el Líbano (la máxima autoridad del PY que ha visitado Beirut, hasta ahora), país fuertemente aliado de la República Islámica de Irán. Durante este viaje Castiglioni mantuvo encuentros con altos líderes de Hezbollah e inauguro la nueva sede de la Embajada del Paraguay.
Las Fuerzas Quds, bajo el mando de Soleimani, han adiestrado las fuerzas militares de Hezbollah y organizado innumerables ataques sangrientos con misiles contra el pueblo del Estado de Israel y contra los Estados Unidos de América.
Para el Dr. Michael Doran (Senior Fellow del Hudson Institute): “la eliminación de Soleimani es un evento sísmico; la eliminación de Osama bin Laden y Abu Bakr al-Baghdadi, fue en gran parte simbólico, porque sus organizaciones terroristas ya se desmantelaron. Eliminando al arquitecto de las campañas violentas de la Rca. Islámica de Irán contra los EE.UU. particularmente contra Israel, representa un cambio tectónico en las políticas del Medio Oriente.”
Actualmente Hezbollah tiene pleno control de las instituciones del Líbano, mientras la economía de este país, se encuentra en paupérrimo estado.
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