Los humanos desde tiempo inmemorial hablan de soledades buenas y soledades no buenas. La soledad puede entenderse el estar consigo mismo y en si mismo.
Mercedes Salisachs Roviralta, escritora, (Barcelona, 1916-2014) publicó un artículo titulado Cierta Soledad, el día 25 de octubre de 1998, en ABC.
Dicen que el ser humano, tiene dos grandes temores, uno es la muerte y sufrimiento, otro la soledad, yo, añadiría un tercero, el temor al hambre y pasar necesidades físicas y materiales innecesarias, pero también, el ser humano necesita seguridad, seguridad en muchos sentidos, seguridad a y en su vida física y biológica. Aquí, podríamos entrar en todas las categorías que la psicología de estos dos últimos siglos nos han descubierto de necesidades primarias, secundarias, terciarias.
El ser humano, es una especie de gran árbol, cada uno, grande y fuerte, con raíces muy profundas que lo convierten casi en una piedra, pero con ramas y hojas y flores muy débiles, que se mueven-remueven a la luz del sol-viento-agua-noche-día, en definitiva, bastante frágil. Esa mezcla de dureza y fragilidad, de dulzura y agriedez, de piedra y sangre, de tierra y divino-sagrado, de pecador y santo… En esa hibridación-síntesis-combinación de polos contrarios es dónde se mueve-remueve cada ser humano, cada sociedad, cada historia-cultura, cada tiempo, cada viento, cada mar, cada bosque-jardín…
Somos, modestos articulistas, solo pretendemos, con belleza y bondad y veracidad y verdad poner cada mañana, una serie de frases e ideas, sobre los ojos-vientres-labios-carnes-sangres-nervios-almas de un número hipotético de lectores-as. Ese es nuestro trabajo vocacional, no podemos indicar profesional, porque algunos como este redactante, no recibe emolumentos económicos, ni hasta ahora, tampoco de prestigio cultural o social o literario. Pero en el desayuno de café-leche-chocolate-tila-cacao con churros-galletas-pastas-tostada con tomate-pepinillos-alcaparras le situamos-recordamos algunas temáticas, que hablan desde su ser más profundo o superficial.
¿Qué indicar cuándo viene esa soledad, por la edad, por situaciones concretas, por no tener amistades que te llamen por teléfono, por el fallecimiento de un ser querido, porque parece que el reloj vital se ha detenido, por terremotos económicos, por otras mil razones, te viene ese silencio-soledad-sufrimiento, que no deseas, pero que te ha arrastrado el alma-carne-cerebro a esa situación, sientes-padeces-sufres esa soledad no deseada-querida, que te hiere como espada sangrante de fuego y sufrimiento…?
Debemos indicar, que esta etapa psicológica-moral-biográfica, le ocurre, tarde o temprano, varias veces, en la vida-existencia, a todos los seres humanos. Nos tropezamos con ella, o ella, con su espada-lanza-bisturí-piedra-serrucho se enfrenta-confronta con nosotros, y, nunca estamos suficientemente bien preparados. Nosotros, generaciones que todavía percibíamos los árboles y los pájaros, que todavía mirábamos a otros seres humanos, y, detalles de las aceras o de otros rostros. Nosotros, también las sufrimos.
Lástima-congoja siento por las nuevas generaciones, que siempre están atados, dentro de su hogar y fuera, a esos artilugios, siempre leyendo en esos trozos de cristal informáticos, siempre enviando-recibiendo mensajes, que no dejan que su alma-corazón-carne les hable desde dentro. Están comunicados con el infinito de la galaxia humana, con cualquier otro ser a miles de kilómetros, y su corazón que está dentro de ellos, no tienen tiempo para dejarles de hablar… ¿Cómo soportarán esos seres la soledad, que les vendrá, irremediablemente, alguna vez…?
La verdad es que los humanos temen estar solos y en soledad, pero también temen estar con otros y los otros, porque en todas las situaciones existen, la experiencia, lo indica, signos de incertidumbre. Porque el tiempo de la cronología y cosmología y de la climatología, en parte lo controlamos, pero un ser humano, uno mismo a si mismo y consigo mismo, uno con los otros, los otros con uno mismo, siempre son un misterio-enigma. Nunca sabes, como popularmente, se expresa, “cómo se han levantado esa mañana”, ahora añadido en una etapa existencial histórica, de enorme libertad en Europa, y, por tanto, cada uno ha pensado que puede-debe hacer su traje psicológico y moral como desea. Sin contar todos los intereses-fines, claros y obscuros, todas las pasiones-deseos descontrolados, todas las variables de lo humano-humanidad-sociedad-Estado…
No debemos buscar el sufrimiento-pena-angustia, no debemos hacernos heridas a nosotros mismos, tampoco a los otros, pero no sé si nos educan a la soledad-sufrimiento-angustia-pena, que es un vinagre que viene en la vida, unas veces, por nosotros mismos, otras por otros, casi siempre por las circunstancias y la historia, unas por errores propios, otras por errores de otros.
No sé si nos enseñan a saber vivir con dulzura y amabilidad, las alegrías y las felicidad, que también llegan, de uno mismo con uno mismo, de dejar a los otros que saboreen los trozos de alegría y felicidad que les vendrán, no amargarles sus momentos buenos, porque siempre las procesiones son muy largas con penitentes y penitencias. No sé, si nos enseñan bajo las influencias de las viejas filosofías y morales, religiosas y no religiosas, saber vivir y soportar lo bueno y menos bueno. Para que lo bueno dure más, lo menos bueno, dure menos… No sé, si nos enseñan y aprendemos tantas cosas, pero no éstas, que son tan importantes…
Terminemos recordando al viejo maestro Montaigne: “La cosa más grande del mundo es saber ser autosuficiente”. Añadiríamos ser autosuficiente, soportar la soledad, con verdad y bondad y belleza y racionalidad y prudencia. Añadiríamos ser y estar en soledad, pero también, ser y estar en no-soledad, también saber ser-estar en compañía. ¡Quizás, este modesto artículo, sosiegue a alguien que sufra las heridas-batallas-pozos de la soledad en estos momentos…! ¡Porque para qué sirve una columna, si no sosiega algo la carne-corazón-sangre-mente-alma de otro ser humano…!
Los comentarios están cerrados.