Existen multitud de preguntas y de enfoques sobre este tema o cuestión. Diríamos que cada persona tiene su convicción y su concepción, sus intereses, sus fines y sus metas. Se diría que para cada persona, sea extranjera o sea nacional, la semana santa es una cosa diferente y diferenciada. La verbalice o conceptualice o no.
No es intención en este artículo, realizar un estudio erudito, en síntesis, ni tampoco teológico, o sociológico, o religioso o cultural o económico o…, sino simplemente, rozar algunos aspectos de esta realidad, que ya lleva siglos con nosotros, impulsada, según dicen muchos especialistas, a raíz de la reforma luterana, y de alguna manera, intentar un conglomerado más armónico entre las diversas culturas y religiones que en Hispania existían o que habían existido antes del siglo quince o dieciséis.
– Nos encontramos todo tipo de personas, actitudes y aptitudes en relación con este fenómeno o realidad, que tiene múltiples dimensiones y perspectivas. Es decir, personas que rozan el agnosticismo o incluso el ateísmo, pero que salen en las procesiones de penitentes. Personas profundamente creyentes y teístas, incluso en el catolicismo, que se alejan un poco de dichos fenómenos sociales. Personas que valoran los aspectos sociológicos o sociales, o culturales, incluso económicos y de turismo, antropológicos o psicológicos o estéticos o artísticos o literarios o teatrales. O personas que valoran sobretodo la conmemoración, continuando la Pascua Judía, la amplificación de la Pascua Cristiana, con los misterios y enigmas del Nazareno, su muerte y resurrección, y demás conmemoraciones y rituales.
– Podríamos denominar la semana santa, como el intento que los individuos y colectivos y sociedad, entren en el silencio, en el propio silencio. Ciertamente en etapas anteriores a las actuales, se cerraban muchos lugares colectivos de fiesta. Para invitar, digamos a esta conmemoración, entendida y abierta al silencio-misterio-metafísica-espiritualidad. Pero ahora en estos tiempos, estos días, son fiestas para descansar, irse de vacaciones, realizar otras actividades, y de paso, quizás asistir a los ritos religiosos o, y asistir a las procesiones, que emergen, por toda la Piel de Toro.
Procesiones, que en muchos sentidos, tienen un carácter religioso o espiritual, se sabe que ya en el Antiguo Egipto existían, pasando por Grecia y Roma, y posiblemente, en todas las civilizaciones antiguas. Es decir, que en ese sentido, estas fiestas, contrariamente a las sociedades del Norte de Europa, con una connotación muy grande de Lutero o Zwinglio o Calvino, que no se dan estas manifestaciones, sin entrar en el problema de las imágenes. Diríamos que el sur de Europa, recoge esa tradición de milenios, de festivales, procesiones religiosas. Posiblemente el fenómeno de las procesiones, que se da en todas las culturas o sociedades, al menos sociedades con Estado, tenga un origen en el neolítico.
– Pero todo lo que es, la semana santa, en todos los sentidos, el esencial, además de los “oficios divinos o sagrados”, que se celebran en las Iglesias, en todo el orbe dónde exista una Iglesia Cristiana, además de todo ello, que es lo esencial, el ser humano se enfrenta al misterio de las grandes preguntas metafísicas, su muerte, y la posibilidad o no, de que tengamos alma inmortal o principio de inmortalidad, o la posibilidad o no de la eternidad individual para cada ser humano, incluido el Juicio Particular.
Pero además nos confrontamos o enfrentamos, conscientes o no, con el Misterio y el Enigma del Nazareno, a y en multitud de sentidos, no solo si era Dios o Hijo de Dios, o si era un gran pensador o filósofo o moralista, pero todo lo que conlleva esta Figura-Persona-Personaje en la Historia-historia. Posiblemente, no exista nadie, yo creo que no existe nadie en toda la Historia de la Humanidad, que llegue a la categoría del Nazareno, ni siquiera, otros creadores-reveladores-desveladores-inspiradores de otras revelaciones-religiones-metafísicas religiosas.
– Puedo entender o al menos, intentar comprender, que usted, se sitúe en una óptica atea, o agnóstica, o panteísta, o deísta o maniquea o sea creyente en otra religión-revelación no cristiana. Pero se sitúe usted donde quiera o en la perspectiva que desee o pueda, al menos, debería ser estudiado o analizado, esta persona o figura, al menos, como un gran pensador o un gran filósofo o un gran hombre creador de civilizaciones y de culturas. Y sus frases, hechos, ideas, que se pueden expresar en el Nuevo Testamento, al menos, deberían ser analizadas, y estudiadas por usted, como al menos, la misma categoría que Herodoto, Homero, Dante, Shakespeare, Descartes, etc. Porque sucede, que usted niega toda divinidad en el Nazareno, y ya deja de leer o estudiar o pensar o reflexionar a y en el Nazareno, al menos, como un pensador o un gran hombre del pasado o un gran filósofo o un gran moralista.
– Para concluir, debo confesar, aunque no he sido nunca muy propenso a las procesiones de semana santa, aunque tampoco me he opuesto. Se equivocan muy y mucho aquellas personas, que quieren reducir el papel de influencia del cristianismo en la sociedad, siempre hablando que se deje solo en el ámbito privado, y se equivocan por muchas razones, porque a menos cristianismo menos liberalismo, a menos cristianismo menos socialdemocracia, porque al final, Europa es el cristianismo, y seguirá siendo, mientras el cristianismo tenga suficiente presencia. Guste o disguste dicho aserto…
Si el cristianismo disminuye su influencia, en individuos, colectivos, sociedades europeas y en Europa, lo que sucederá es que la Europa que soñamos, la Europa del cambio y de los derechos, irá desapareciendo y disminuyendo. Y al final, habremos terminado, en gran parte con el cristianismo, pero el ser humano tiene necesidad de la religión, y vendrán multitud de supersticiones, u otras religiones-revelaciones-libros sagrados, que posiblemente, dejen menos libertad a los seres humanos, y que desde luego, no tomarán el poder en algunos aspectos de la sociedad, sino de toda la sociedad… pero cuándo ocurra esto, si esto sucede, ya usted y yo, seremos polvo, al menos polvo en esta tierra. Supongo que estaremos ya en el Otro Mundo como Eternidad. Pan y bien…
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