No se puede jugar con las instituciones y la democracia, ya que es una actitud que perjudica el funcionamiento político y las reglas establecidas por el ordenamiento constitucional, que son muy claras y están vigentes para ser cumplidas y no obviadas.
Los intereses políticos personales y partidistas deben dejarse a un lado, si de lo que se trata es de responder al encargo de presentarse a la sesión de investidura para intentar ser Presidente del Ejecutivo y formar gobierno.
Y parece que Rajoy está manejando los tiempos, de una forma incorrecta, ya que los supedita a sus planteamientos sin querer aceptar que es obligado, al menos legalmente, presentarse a la investidura para ganarla o perderla. Ya que de esta forma, como bien indica Pedro Sánchez, hasta que no se produzca un debate de investidura y una votación no comienzan a contar los dos meses para que se convoquen nuevas elecciones o para que otro candidato intente, si es el caso, la investidura.
Sánchez habla de que el Presidente en funciones tiene cautiva a la democracia. En efecto, es necesario ya fijar la fecha y hora de la investidura y me parece perfecta la iniciativa del PSOE de presentar iniciativas parlamentarias ante Ana Pastor a partir del próximo viernes de esta semana, si no es fijada la fecha por Rajoy.
Que el mismo PP registrara una iniciativa el pasado febrero para que Sánchez acudiera a la investidura es significativo. Algo que se hizo sabiendo que lo más probable era la derrota, pero el ordenamiento legal establece los pasos y el protocolo democrático de actuación y se realizó un ajuste al mismo. El imperio de la ley es aplicable a todos los ciudadanos incluyendo también a los presidentes del Gobierno y a todas las autoridades.
En lo relativo a las negociaciones Rajoy no está dispuesto a admitir matices y condiciones en los puntos que plantea Ciudadanos. Lo que hace difícil que consiga el sí de Rivera y de los suyos. Si a esto se añade que insiste constantemente en que el PSOE de un paso adelante con el apoyo afirmativo de sus votos en el Congreso, las cosas parecen estar bastante claras. Sobre todo, teniendo presente la confirmación de Sánchez y su Comité Federal de votar no. De lo que se deduce que existe un plan B, que es el denominado gobierno Frankestein, con Unidos Podemos y otras fuerzas políticas, por su aparente artificiosidad y variedad.
Es increíble que el PP haya dado carta blanca a Rajoy para que fije o no fecha para la investidura. Es obligado, legalmente, que señale fecha. Ciudadanos no está dispuesto a ceder en su pacto anticorrupción y Rajoy parece no querer aceptar la condiciones propuestas por Rivera relativas a la regeneración de la práctica política. Y el líder de la formación naranja indica que no hablará con un “no candidato”, algo perfectamente entendible y justificado. Y no vale decir que el techo de gasto no puede aprobarse con un gobierno en funciones, porque es falso. Ya que el Ejecutivo cesante puede adoptar la medida citada por razones de interés general y de urgencia según la ley.
Está claro que Sánchez, si fracasa la hipotética investidura de Rajoy, podría intentar presentarse también, ya que ha mantenido conversaciones secretas con varias formaciones políticas en estas últimas semanas. Es lógico que Podemos elogie la firmeza del PSOE frente al PP.
Parece que el sentir de muchos ciudadanos es que los políticos deberían pensar más en los españoles y no en llegar al poder.
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