Agustín de Hipona aseveraba que; “lo que sobra a los ricos es patrimonio de los pobres”.
A lo largo de un año, las víctimas por la hambruna en el universo han aumentado en mas de 75 millones. Ya son un total de un millón de mortales que han fenecido de hambre en todo el orbe.
Mali, donde el brazo del río Níger se zarandea, se asientan en el lugar 173 del total de 177, en el elenco del crecimiento humano, la falta de alimentos aflige al 15% de un censo de 12,5 millones de mortales, afirma el delegado de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, de esta población.
La escualidez infantil sigue siendo una cuestión pendiente y no resuelta. En Mali agonizan unos mil chiquillos menores de cinco años, semanalmente, por problemas atañidos al hambre, según el Programa Mundial de Alimentos.
Por otra parte, en África, unos 55 millones de chavales padecen carencia alimenticia severa, lo que está poniendo en riesgo la estipe que se deberá sacar adelante, en el continente africano, en los próximos años. Si no se aprueba una atención urgente, las lágrimas de muchas criaturas se extinguirán para siempre. Con tan sólo 3.000 millones de euros, la mitad de lo que ha significado la T4 del aeropuerto de Barajas de Madrid, se lograría liberar de la muerte segura a 19 millones de críos que padecen en el mundo desnutrición aguda, se asevera desde Acción Contra el Hambre.
Son criaturas de dos años, su pellejo perfila las osamentas de sus extremidades, la panza reluce abultada y el cabello se le pierde. Solloza sin consuelo. Desconoce la crisis económica y las arbitrariedades humanas, son uno de los millones de pequeños que no perdurará durante mucho tiempo.
Sócrates solamente llamaba ricos a los que sabían hacer buen uso de sus riquezas; los demás ricos, aunque poseyeran bienes inmensos, quedaban relegados entre el número de los pobres. Y afirmaba que su pobreza es incurable, porque es una pobreza de espíritu.
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