Calvin Klein, en sus últimas campañas han aumentado de temperatura añadiendo más referencias sexuales.
Kendall Jenner (en la imagen), Klara Kristin, Saskia Braw o Abbey Lee Kershaw son algunas de las modelos que han posado desvestidas ante la fotógrafa Harley Weir para la nueva campaña de la firma de moda.
Solo su título, “Erótica”, da buena muestra de las provocativas intenciones de la campaña, algo que no hacía falta dadas las connotaciones sexuales de las imágenes que la componen.
Por ejemplo, Kendall Jenner aparece en diferentes fotografías “jugueteando” con un pomelo, un alimento que comúnmente se relaciona con el sexo femenino.
Klara Kristin no deja mucho lugar a la imaginación y directamente aparece mostrando sus interioridades.
Los publicitarios se preguntan: ¿Ayuda a vender el sexo?, de igual modo que se lo preguntaban hace treinta años, cuando, por ejemplo, Gwen Nutall, en un análisis publicado en un importante semanario londinense llegaba a una simple y rotunda conclusión: No.
Por otra parte, el artículo de Nutall, un clásico de la literatura publicitaria, analizaba la cuestión desde los más diversos ángulos y se sumergía, con una gran lucidez, en todo un marasmo de prejuicios, empleándose a fondo en una particular lucha con los postulados freudianos, hasta llegar a tan sencilla respuesta.
En su elaboración, el autor había analizado los más diversos puntos de vista del sector. Una de las personas entrevistadas para la realización del reportaje era Adam Knowles, por entonces director de una notabilísima agencia de publicidad inglesa. Knowles decía: “Definitivamente parece que el sexo no sirve para esto, porque da poca calidad al producto, lo transforma en algo de poca categoria y no resulta efectivo para disponer al público a comprar”.
No existe una relación clara entre una joven provista de un bañador, casi imperceptible que corre por una playa paradisíaca y un gel de baño, por ejemplo.
Podríamos poner innumerables ejemplos de frivolización de la actividad publicitaria, como si ésta se pudiera tomar a la ligera, tan sólo con la excusa de que vivimos en otros tiempos.
El debate, desde luego, es largo, pero: EL SEXO NO VENDE. El que no se dé por enterado será porque no quiere. Y es triste que algunos no quieran.
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