Es evidente que las campañas de publicidad contra el consumo de drogas, dirigidas a los jóvenes y adolescentes, no tienen ninguna eficacia, no solamente es nulo el impacto sino que estimulan al consumo de los estupefacientes.
Se ha presentado el «Estudio de perfil de las personas usuarias de las entidades de la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD)». El informe separa los perfiles de las 20.000 personas que fueron tratadas en 2015 por sufrir adicciones a las drogas.
Fueron a la consulta 8.649 personas, de las cuales, el 76% eran mujeres y el 24%, hombres. «Casi la mitad de las mujeres que solicitaron el tratamiento eran menores de edad. «Su consumo era el cannabis».
El porcentaje de mujeres tratadas por vez primera en el consumo de cocaína supone un grave problema ya que subió de un 14% a un 23%. En el caso de las mujeres, ya es la segunda sustancia por encima del cannabis (20%) y el alcohol (35%).
También se observa que «una ingesta de cannabis similar entre chicos y chicas». Un panorama mucho más dañino del que parece aceptado socialmente. «Están haciendo mucho daño las semillas transgénicas, con mayor pureza y mayor THC –el principal psicoactivo del cannabis–. Vemos unos cuadros de vómitos que no se veían desde hace más de 30 años».
Además, otras drogas que hace unos años tenían una presencia marginal en las mujeres comienzan a incorporarse de forma peligrosa. Un 28% de los chicos consume cannabis, apenas cinco puntos porcentuales más que las adolescentes (23%). Y lo mismo ocurre con la cocaína: está presente en un 3% de varones frente a un 2% de mujeres.
Es necesario recordar que la droga cuanto más se consume, con más imperiosidad se necesita. El vendedor ofrece, al adolescente incauto, que le “llevará al paraíso”, pero se calla que el precio que pagará que es la propia autodestrucción, el deterioro físico y psíquico y que transformará el paraíso de unos instantes, en un prolongado e insoportable infierno.
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