Analicemos mínimamente sobre el mal y la maldad y el bien y la bondad. Origen u orígenes del mal y de la maldad, causas y efectos, consecuencias y razones.
– El mal se ha definido desde la antigüedad como ausencia de bien, algo así como la obscuridad es la ausencia de luz o de energía, el frío la ausencia de calor o de energía calorífica. Por tanto, según esta definición y descripción el mal es la ausencia del bien, un mal ausencia de un bien, la lujuria sería la ausencia de la castidad, la ebriedad la ausencia de continencia.
Bajo esta concepción el mal sería la falta del bien, de ese bien en particular, en mayor o menor cantidad o calidad. Tendríamos una escala de “un acto” o de un “acto de bien”, y en el máximo sería la perfección moral de ese acto, y en la escalera en lo más bajo, sería “la ausencia de ese bien, que denominamos mal”.
En la escala o escalera del bien, tendríamos en el tema del “trabajo”, una escala de este bien o realidad moral, arriba las personas que trabajan correctamente en cantidad y en calidad en ese tipo de acto, que denominamos bien, en el intermedio personas que realizan su trabajo, diríamos a medias, y en la escala de abajo, las personas que no trabajan, que no desean trabajar, que no desean producir un bien o un servicio, para el bien propio y el bien de y para la sociedad… Arriba el bien como diligencia, abajo la ausencia de este bien, como pereza.
Por consecuencia el mal o los males, sería la ausencia de muchos bienes, que uno o millones de individuos realizan con sus actos, pensamientos, deseos, palabras… el mal como omisión del bien, cuándo ese bien debe ser realizado por esa persona. Cuando esa persona tiene obligatoriedad y deber de realizar ese bien… ¡Cierto, que después, tendrían que venir las matizaciones, si se quiere, pero esto sería ya más complejo de explicitar y explicar en este modesto escrito…!
– Por otro lado, existen “actos del mal o males o malos o maldad”. Es decir, usted y yo, tenemos la capacidad de realizar actos malos. Podríamos poner como ejemplos, diversidad de categorías de estos, que a su vez, se pueden completar o complementar con distintas concreciones o materializaciones.
No es lo mismo, jugar con un perro y darle una galleta, que maltratarlo.
Por consecuencia existen actos que son malos, malos en sí, malos por la ejecución, malos por las consecuencias, malos por las causas, malos por los fines, etc.
Fijar que actos son o pueden ser malos y cuales son buenos, sin entrar en las circunstancias, casuística, siempre se ha pensado en dos grandes pilares, el primero, podríamos denominar “la moral natural o la moral según la naturaleza y naturaleza humana”, y, en segundo lugar, “la moral expresada por la revelación divina”. Ambas conexionadas e interconexionadas.
Porque es cierto, que nadie, supongo, niega todos los valores morales, palabras que ahora se utiliza mucho, desde la segunda guerra mundial, pero quizás sea más apropiada, de aceptar el concepto más antiguo de bien y mal, bienes y males, bienes y males morales, bienes y males instrumentales o según realidades en sí.
Diríamos, un cirujano puede realizar una operación bien o mal, desde el punto de vista de la medicina, pero a eso, se le añade, si está hecha bien o mal moralmente.
Los humanos aceptan normas morales que son buenas o no lo son. El problema, es que por lo general, unos aceptan, que unas normas son tolerables o indiferentes o buenas o malas. Pero no todos, por lo general admiten que todas lo son. De ahí nace los diversos errores o aciertos o falsedades o verdades morales, a y en dos niveles: el primero, el teórico, el segundo el práctico.
Puedo saber que jugar a las cartas dinero, una cantidad apreciable, no estamos hablando de diez céntimos, es un mal moral, además de otros males anexionados, pero otro individuos puede pensar que no lo es tanto, sino solo en ciertas circunstancias, etc.
Pero puedo conocer que es un mal moral jugar a las cartas con dinero, o jugar a las cartas perdiendo o dedicando mucho tiempo, lo puedo saber, pero no soy capaz de no hacerlo, no tengo suficiente voluntad, por utilizar, otro concepto, para no caer en ese error.
De ahí se derivan, enormes consecuencias, tenemos que fijar, o se ha fijado ya, a lo largo de milenios, las “normas morales mínimas universales”, desde la moral y ética filosófica, desde las morales de las religiones, y diríamos, podríamos aceptar, que “la declaración universal de los derechos humanos de 1948”, podría ser, un mínimo moral, individual y colectivo, social y jurídico. Ahora estamos caminando a buscar, una “moral mínima universal”. Y, en eso estamos.
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