Tras las declaraciones de Benjamin Netanyahu en las que reafirmaba el derecho del pueblo judío a construir en Jerusalén”, (lo que traduciría en la construcción de 1.000 nuevas viviendas en Jerusalén Este), pues según sus palabras “hasta los palestinos saben que esos lugares quedarán bajo la soberanía israelí bajo cualquier tipo de arreglo”, asistimos de nuevo a la escenificación de un “desencuentro en las formas” entre Obama y Netanyahu y que como en anteriores ocasiones se finiquitó con una tibia condena por parte de EEUU de “ la actual política de construcción de viviendas en Cisjordania y Jerusalén Este ” al tiempo que se procedió a la firma del mayor acuerdo militar entre el Ministerio de Defensa judío y la Administración Obama por un montante de 38.000 millones $ para el próximo decenio. Conviene recordar que cuando se suscribieron los Acuerdos de Oslo, 100.000 colonos poblaban Cisjordania y que en la actualidad serian 600.000, lo que aunado con la prevista culminación del Muro de Cisjordania que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este, donde unas 60.000 casas palestinas podrían ser demolidas al carecer de permisos oficiales y habría unos 200.000 colonos más que en 1.993 a pesar de la “extenuante presión norteamericana para finiquitar los mismos”, habría provocado la indignación del mundo árabe.
Mientras, Netanyahu acudirá de nuevo a Washington con el objetivo de lograr la ayuda de sus padrinos del AIPAC , el más influyente grupo de presión pro-ísraelí en EEUU pues cuenta con más de 100.000 miembros (150 de ellos dedicados exclusivamente a presionar al Congreso, a la Casa Blanca y todos los organismos administrativos en la toma de decisiones políticas que puedan afectar a los intereses del Estado de Israel). Aunque siempre se ha creído que la AIPAC sería un “gobierno virtual” que teledirigiría la política exterior de EEUU en función de los intereses israelíes, la realidad sería que el lobby pro-israelí tiene verdadero peso en los ámbitos del poder porque EE.UU. e Israel casi siempre han compartido idénticos intereses geopolíticos desde la fundación del Estado de Israel en 1.948.Así, EE.UU. contaría con Israel para mantener a los Estados árabes de Oriente Próximo bajo la amenaza constante de ataque, (asegurándose de paso que se mantengan serviles ante Washington) e Israel no podría seguir existiendo en su forma actual sin el fuerte apoyo político y material que recibe de EE.UU. ( la ayuda oficial sería de más de 3.500 millones de dólares anuales en ayuda militar y se habría elevado hasta los 3.800 millones anuales $ en la recta final del mandato de Obama).
En realidad, hemos asistido a un desencuentro de fondo” entre las Administraciones de Netanyahu y Obama debido al concepto geopolítico imperante en la Administración Obama y cuyo cerebro sería el ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski. Así, Brzezinski en un discurso ante al Consejo Nacional Irano-estadounidense (NIAC), afirmó que “creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes”, pues desde el asesinato de John F. Kennedy los Estados Unidos no habrían ya disfrutado de ese derecho al quedar desde entonces como rehenes de los intereses sionistas todos lo sucesivos Presidentes electos de EEUU. Además, Brzezinski, estaría enfrentado con los lobbys neocon republicano y judío de EEUU y con su habitual mordacidad habría desacreditado la miopía geoestratégica de ambos grupos de presión al afirmar que “están tan obsesionados con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán que han perdido de vista el cuadro global: la verdadera potencia en el mundo es Rusia y China, los únicos países con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos e Inglaterra y sobre los cuales tendrían que fijar su atención”.
La traición de Netanyahu a los postulados de Herzl
El mensaje diáfano de Obama hacia Israel era que “la paz en Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME) es posible a través del diálogo y que Israel y Estados Unidos tienen que negociar con Irán y con Siria, dos actores cruciales en la política de Oriente Próximo”, postulados que serían un misil en la línea de flotación del Gobierno de Netanyahu que aspira a resucitar el endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), ente que intentaría aunar los conceptos antitéticos del atavismo del Gran Israel (Eretz Israel) y que bebería de las fuentes de Génesis 15:18, que señala que “ hace 4.000 años, el título de propiedad de toda la tierra existente entre el Río Nilo de Egipto y el Río Eúfrates fue legado al patriarca hebreo Abraham y trasferida posteriormente a sus descendientes”.
Ello supondría la restauración de la Declaración Balfour (1.917), que dibujaba un Estado de Israel dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y que se extendía desde el Mediteráneo al este del Éufrates abarcando Siria, Líbano, parte noriental de Irak , parte norte de Arabia Saudí , la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí en Egipto así como Jordania. Dicha doctrina tendría como principal adalid a Isaac Shamir al defender que “Judea y Samaria (términos bíblicos de la actual Cisjordania) son parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie”, doctrina en la que se basarían los postulados actuales del partido Likud liderado por Netanyahu quien aspira a convertir a Jerusalén en la “capital indivisible del nuevo Israel”, tras la invasión de su parte oriental tras la Guerra de los Seis Días (1.967).
Conviene recordar que Theodor Herzl es considerado el Padre del actual Estado de Israel y fundador del sionismo y en su libro “El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía”, propuso la creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del mundo al tiempo que promovió la creación de la OSM (Organización Sionista Mundial) y en su obra “La vieja Nueva Tierra”(1902), sienta las bases del actual Estado judío como una utopía de nación moderna, democrática y próspera en la que se proyectaba al pueblo judío dentro del contexto de la búsqueda de derechos para las minorías nacionales de la época que carecían de estado, como los armenios y los árabes. Sin embargo, aurora-israel.co/il, denuncia que “ la política aislacionista del primer ministro, Biniamín Netanyahu, parece estar en las antípodas de los fundadores del sionismo, tales como Teodoro Herzl y Chaim Weizmman, que incluyeron al movimiento dentro del espectro progresista en el campo de la diplomacia, con lo que la pregunta es si puede revertirse peligroso el aislamiento diplomático de Israel con una política que sea contraria al inmovilismo y el encerramiento”.
Así, el movimiento judío Paz Ahora en su informe “Alejando la solución de los Dos Estados”, asegura que el Gobierno de Netanyahu prevé retomar el proyecto de construir más de 55.000 viviendas en asentamientos situados en territorio ocupado de Cisjordania y Jerusalem Este, de las que más de 8.000 estarían asentadas en la colonia E-1, territorio de 12 Kilómetros cuadrados situada entre el asentamiento judío de Maale Adumin y la zona nororiental de Jerusalen, lo que en la práctica supondría el finiquito a la existencia de Dos Estados y un órdago en toda regla a la linea roja impuesta por EEUU y la UE.
La venganza de Obama y sus efectos colaterales
Sin embargo, Obama, (tras la pérdida del control del Senado en las pasadas elecciones de medio término y en la recta final de su mandato Presidencial), habría decidido adoptar una conducta transgresora que podría reconsiderar el tradicional veto de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU ante propuestas “nocivas para el Estado israelí”, con lo que Obama se convertiría en el último obstáculo para diseñar la arquitectura del Nuevo Gran Oriente. Así, sorpresivamente, la Administración Obama permitió hoy que el Consejo de Seguridad de la ONU condenase los asentamientos israelíes, desoyendo al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que trató sin éxito de frenar la resolución y rompiendo con su postura tradicional, Estados Unidos renunció a vetar este texto crítico con Israel y se abstuvo, mientras que los otros catorce miembros del Consejo de Seguridad votaron a favor, lo que ha tenido como efecto colateral inmediato laenérgica condena del Gobierno de Netanyahu de “la vergonzosa resolución del Consejo de la ONU , que exige el final de la colonización y trata de garantizar la viabilidad de la solución de dos estados, así como la decisión norteamericana de permitir que esta fuese aprobada”.
Posteriormente, asistiremos al inicio de una intensa campaña de descalificación personal y política de Obama en los medios de comunicación dominantes o “mainstream media”, (especialmente virulenta en los medios manejados por los “think tank” Heritage Foundation y Cato Institute), preludio de la gestación de una trama endógena que podría terminar por reeditar el Magnicidio de Dallas (Kennedy,1.963), logrando de paso Obama su victoria final tras entrar en el Olimpo ingrávido de los mitos siguiendo la estela de John F. Kennedy.
Los comentarios están cerrados.