El espectáculo-cultura de masas y la filosofía

El espectáculo-cultura de masas y la filosofía

Muchos “intelectuales” no saben como analizar-entroncar la cultura-espectáculo de masas en el organigrama del saber ortodoxo (ciencia, filosofía, artes, teología, cultura…).

Entendemos por cultura-espectáculo de masas, una multitud de actividades humanas, en la cual, un número apreciable de seres humanos, de la demografía de una sociedad, dedica un tiempo de su existencia, es para ellos y ellas, diríamos un enorme motivo de emocionabilidad, hasta tal punto, que por ejemplo, en algunos partidos de futbol en Europa, cada territorio, cuándo se producen quedan paralizado, casi todo el mundo están delante del televisor o del medio que sea.

Se podría autotitular los espectáculos de masa o cultura de masas, todo lo que se inserta en el mundo de los deportes, también algunos espectáculos de la televisión, algunos incluirían algunas fiestas religiosas o, y laicas sociales. En general, en los que por una razón u otra, se acumulan docenas de miles, cientos de miles, millones de seres humanos.

Podríamos pensar con razón, que son realidades sociales humanas, que las ciencias sociales, están empezando a analizar-estudiar, a través de la antropología o psicología social, pero que en general, se abordan muy tímidamente, a través de otros saberes, como las artes y la estética y la filosofía, etc. Por un lado parece que el ser humano necesita-siente que debe vivir algunos acontecimientos en forma comunitaria-masiva, por otro lado, teme esas realidades, desde distintas instancias del poder y de los poderes. Es como las contradicciones-paradojas que tanto sufren los seres humanos, individual y colectivamente, el tema de la atracción y de la desatracción-repulsa-distancia…

Los intelectuales les gustaría que a sus obras o producciones culturales (libros, oras de teatro, películas de cine, desfiles de moda, exposiciones artísticas, conferencias, discursos, etc., asistiesen diez mil personas, se volverían casi irracionales-locos de alegría si percibiesen-viesen-meditase cien mil o un millón de personas sus acontecimientos culturales, permítanme que no exponga la palabra evento cultural…). Pero la realidad es que el mismo que escribe libros de una gran estética y contenido, y que en grupo puede incluir criticar algunos espectáculos-cultura masivos, pues también asiste a algunos de esas realidades socioculturales.

Quizás, como en tantas cosas, no solo exista una doble-triple-cuádruple barra de medir, por un lado, diríamos la “ortodoxia discursiva intelectual, de infravalorar esas realidades masivas culturales”, y, por otro lado, esos espíritus tan egregios de la gran cultura, sea en una manera o sea en otra, pues también, se alimentan emocional y conceptualmente de esas realidades, en muchos sentidos, más de los que ellos y ellas desearían haber aceptado en su profundidad y en su esencialidad de seres humanos.

Todos en el fondo, llevan o llevamos dentro, aquello de “pan y circo”. Frase de una notable actualidad, en estos dos últimos siglos, que la tecnología ha permitido dicha posibilidad elevada a categorías, como jamás en milenios y siglos anteriores se habría podido imaginar ningún intelectual, ningún estamento de las elites que organizan-gestionan las sociedades.

Pero es obvio y evidente, que los grandes espectáculos masivos, culturales y sociales, no solo son pan y circo, satisfacen necesidades profundas del yo individual y del yo colectivo humano. No podemos negar esa realidad. Son realidades catárticas que afectan a cientos de miles de personas, millones de personas. Las personas, es como si se elevasen a otra categoría mental, “pueden llorar ante el paso del Cachorro en una Semana Santa, pueden llorar por haber ganado su equipo en una final de fútbol, pueden sentir-percibir estar en otro plano, sin necesidades de substancias patológicas, en un enorme concierto de música…”.

Existen en los círculos culturales, se detecta, aunque no lo expresen claramente, que por un lado, todos y todas saben que multitud de fenómenos deben ser estudiados-analizados, utilizando todas las metodologías ortodoxas del saber, es decir, las metodologías científicas, las metodologías de la racionalidad filosófica, las metodologías estéticas, incluso, teológicas o metafísicas, para intentar comprender-entender multitud de esos fenómenos socioculturales. Pero por otro lado, se teme, que a más saber, los poderes de todo tipo utilizarán más y mejor esos conocimientos, con diversidad de fines. Es decir, se desea más conocimiento verdadero o más verídico, pero al mismo tiempo se teme, porque puede ser utilizado de multitud de modos. Ha sido un enorme paso de gigante, los conocimientos psicológicos sociales y neurológicos, pero se está utilizando para cientos de aspectos de la realidad social (propaganda, publicidad, gestión de trozos de la sociedad, ventas de multitud de producto…).

Por lo cual, solo esperamos, que incluso con el temor anterior, pues se avance en el conocimiento de todas las realidades humanas, sociales, culturales, de divertimento, del espectáculo, siempre con las geometrías de la legalidad y la moralidad correctas. Que nos sirvan, para entender-comprender lo humano, y, por tanto, esperamos que se libere al ser humano. Al final, el viejo Aristóteles, ya nos enseñó, que un cuchillo puede servir para lo bueno y para lo menos bueno, para lo óptimo y para lo negativo. ¡Solo esperamos…!

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