Parece ser que Sócrates fue juzgado por un jurado de 501 ciudadanos, fue condenado a muerte por 280 contra 221.
Existen según los entendidos dos sitios posibles de la prisión dónde Sócrates terminó su vida, una es la prisión estatal extramuros del Ágora de Atenas, y otra situada en la colina de Filoppagos o Pnyx, a escasos quinientos metros de la Acrópolis.
Quizás en Occidente, existen tres juicios que han sido y son y se consideran los más importantes a lo largo de la historia, quizás tres, uno, el Juicio de Sócrates, segundo, en orden cronológico el del Nazareno, tercero, los juicios de Nuremberg.
– Sin desarrollar todas las aristas que Sócrates y el juicio de Sócrates suponen o supusieron o sus interpretaciones, si tenemos que fijarnos en algunos puntos:
Diríamos que Sócrates inaugura la terna de Sócrates-Platón-Aristóteles, ciertamente, sin estos tres nombres el pensamiento y la forma de ser-estar de Europa y Occidente y el mundo, habrían sido de otra manera. Ciertamente, no hay que olvidar los presocráticos y los postsocráticos, ni tampoco todas las condiciones del Mediterráneo en su época, llena de cientos de ciudades-Estados, y flanqueadas por imperios, como el Antiguo Egipto y todos, los que fueron transcurriendo en el Medio Oriente, sin negar la importancia, del mundo hebraico.
– No deseo loar a Sócrates, que tiene, hasta dónde sabemos sus sombras y sus luces, ni tampoco, explicar, las tres o cuarto grandes descubrimientos que se le achacan, la definición, el concepto, la mayéutica, el diálogo, la antropología, etc.
Sino a mi modo de ver, un hecho-dato que creo es más importante, a todo pensador-filósofo, se le exige, o debería tener o disponer de “libertad de pensamiento”, siempre en el marco amplio de la legalidad vigente, y de la moralidad lo más correcta posible, heredada de siglos, incluso en un contexto de espiritualidad-religiosidad tolerante.
Parece ser que a Sócrates se le condenó por varios motivos, que confluyeron, por una asamblea o jurado, que tenía, diversas razones para condenarlo a muerte, quizás, muchos indican, solo buscaban su exilio de Atenas, realidad que podría haber pedido el reo, pero que se negó a hacerlo.
– Alabamos mucho a Sócrates, a lo largo de la historia del pensamiento y de la filosofía en Occidente, en todas las etapas históricas que ha ido pasando y se han ido sucediendo, pero raramente, lo digo con todos los matices, que se quiera, a lo largo de la historia, se ha respetado a los nuevos Sócrates que han ido surgiendo. Ciertamente, no a todos, han acabado con la cicuta o con la espada, pero si muchos en el exilio, la cárcel, el ostracismo social y cultural, político o económico en su sociedad.
Deberíamos reflexionar, si como se dice en el Antiguo Testamento Bíblico, los actuales alaban a los profetas antiguos que sus padres condenaron, y ellos, los presentes, condenan a los profetas de ahora, que sus descendientes alabarán.
Ciertamente, nadie niega el contexto de Derechos Humanos y de Tolerancia, que Occidente permite, cosa que no siempre ha sido así; no podemos negar, el oasis que Europa y Occidente en general, ofrece a toda persona, y desde luego a los pensadores. Pero no hablamos solo de Occidente, sino del mundo, todavía en una parte importante, quizás la mitad o más de la mitad del mundo, la libertad del pensamiento, la libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de publicación, la libertad de culto está prohibida o muy limitada, en mayor o menor grado, desde la escala de la muerte o la prisión o el exilio o el ostracismo social o cultural o político o económico, en su propia sociedad…
Ignoramos, cuántos Sócrates, en este último siglo, sin citar los anteriores, aunque no hayan llegado a ser, las grandes figuras, como la del Sócrates original. Ignoramos, cuántos, nombres y apellidos, obras y creaciones y vidas, se han ido quedando en los caminos, silenciados, en mayor o menor grados, no siempre debido al Estado y sus poderes, pero si muchas veces, por las tradiciones culturales, las ideologías imperantes, por esa combinación de Cultura-Sociedad-Estado-Poder que se pueden materializar…
Para terminar, salvando las distancias, porque Sócrates, como el que empieza un movimiento cultural, quizás pocas veces se pueda repetir, sin negar que sin Atenas, Sócrates no habría existido, es decir, no todo es original en él, está en una gran tradición, con docenas de elementos que intervienen internos y externos que confluyen.
Pero para terminar indicaba, cuántos pequeños Sócrates, pueden estar laborando filosofía y pensamiento, durante toda su existencia, y que no están en las grandes Academias actuales, en los grandes cátedras, sino quizás en los sistemas de enseñanza secundaria, o incluso no están en ese mundo, pero se han dedicado toda su existencia al observar, pensar, razonar, concatenar datos y conceptos e ideas, y sus pequeñas y modestas obras, es decir, la expresión de sus búsquedas y sus investigaciones, no existen. Son silencio.
Puede que no fallezcan en ninguna prisión, ni condenados por ningún tribunal, pero viven y existen, en un exilio interior y un ostracismo cultural, en sus propias sociedades. Quizás, hoy, tendríamos que ser conscientes de ello. Quizás, con los medios técnicos que se tienen, buscar los modos, que el trabajo de investigación, búsqueda, creación cultural, no se pierda, en ninguna faceta o disciplina, pero tampoco en la Filosofía y el Pensamiento, porque ambas realidades son los pilares de la civilización, y sobre ellos se montan las sociedades, las culturas, la tecnología, la ciencia… ¡La vida humana!
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