– El seguro escolar puede hacerse cargo de este tipo de percances
Con la vuelta a las aulas vuelven también los gastos en uniformes, material escolar, clases extraescolares y un largo etcétera que la mayoría de padres tienen asumido. Sin embargo, son muchos los que olvidan una parte no menos importante: los accidentes escolares. Y es que son muchas las horas que los más jóvenes pasan en estos centros y por tanto y tal y como indica el comparador de seguros Acierto.com, también elevadas las probabilidades de que, si sufren un accidente, sea en el recinto.
De hecho, los expertos apuntan que son la entrada, la salida y los recreos los momentos de mayor riesgo. Algo que no nos extraña si tenemos en cuenta el aglomeraciones y prisas propias de esas horas. Pero, ¿sabías que estos percances pueden estar cubiertos por el seguro escolar? De hecho este se hace cargo desde de las caídas dentro del patio del colegio hasta de otros accidentes que tengan lugar de excursióno relacionados con las infraestructuras del centro.
Y precisamente son las caídas y los golpes los percances más comunes en este ambiente, sobre todo en las edades más tempranas. De hecho, se aprecian diferencias en función de la edad del niño. Por ejemplo, los pequeños de hasta tres años son especialmente propensos a estos incidentes, pues es en esta etapa cuando empieza a adquirir mayor autonomía y se produce un salto importante. Algo parecido ocurre en la etapa de los tres a los seis, pues se caracteriza por la curiosidad y la movilidad del niño. A partir de los siete años las caídas por prácticas deportivas cobran especial relevancia. Y en torno a los 12, las caídas y golpes bajan en favor de las lesiones por violencia y las producidas por colisiones de vehículos a motor. Otros accidentes comunes de los recreos son los raspones, moretones, esguinces, luxaciones, fracturas y traumatismos en la cabeza.
Más allá de la escuela y según los datos del comparador de seguros de hogar, lo cierto es que más de la mitad de los accidentes en niños pequeños (54%) tienen lugar en casa. De hecho es un 30% más probable que un niño tenga un percance en este contexto que en la vía pública. El problema no es solo español, la primera causa de muerte en niños de hasta 15 años en países desarrollados son los accidentes, sobre todo en el hogar. Aquí las caídas también son las grandes protagonistas -2 de cada 5 se producen de esta forma-; seguidas de los cortes y desgarros, quemaduras e intoxicaciones.
Percances cubiertos por el seguro
El seguro escolar, por fortuna, se hace cargo de los daños producidos como consecuencia de actividades dentro del centro escolar. Por ejemplo, los que tienen lugar durante la práctica deportiva, la celebración de asambleas, los viajes de fin de curso, e incluso de los que ocurran durante los periodos de descanso diario y los que pasan yendo o volviendo a casa. También se responsabiliza si el niño contrae una enfermedad durante el periodo de vigencia de la póliza y hasta cubre los gastos de medicamentos en caso de internamiento.
Otra de sus prestaciones interesantes es que, en caso de infortunio familiar, permite al estudiante continuar su formación. Y el cobro es compatible con cualquier beca escolar. Incluso el bullying suele estar cubierto.
La prevención, clave
Por fortuna, existen algunas maneras de evitar estos accidentes. El quid de la cuestión radica en la prevención. Como premisa general, lo ideal sería conseguir un punto de equilibrio entre la protección y autonomía del niño, de manera que pueda sentirse libre al tiempo que desarrolla una conducta consciente y responsable por sí mismo.
Así, en la escuela será fundamental intentar evitar los juegos violentos en el recreo, los empujones y tomar especial cuidado en zonas como las escaleras. Es básico que el centro se haga cargo del cuidado permanente y revisión periódica de los equipamientos y herramientas, de vetar el acceso a zonas peligrosas, de asegurar las puertas contra los portazos (para evitar que se pillen los dedos con ellas, por ejemplo), y de garantizar un transporte escolar seguro -incluso procurando que el niño vaya correctamente sentado y lleve el cinturón-. Contar con elementos de señalización para zonas mojadas y demás es otro punto clave. La escuela, además, debería tener un mapa de riesgos descrito con medidas que describan cómo evitarlos.
En cuanto a nuestra casa, lo más conveniente será limitar los accesos a zonas peligrosas como las ventanas, cocina y escaleras, usar protectores para muebles, enchufes y alargadores, tomar precauciones con dónde dejamos los objetos peligrosos y productos tóxicos y revisar la casa poniéndonos a su altura (gateando).
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