Por Yusif Babanly
“El agua estaba extremadamente fría. Se sentía como si uno estuviera siendo rebanado vivo con un cuchillo de carnicero. Aún así, en comparación a ser rebanado con un cuchillo real, yo prefiero el agua congelada”. Estas fueron las palabras de Gabil Mammadov, uno de las miles de PDI (personas desplazadas internamente) del distrito de Zangelan, que se han establecido eventualmente en Sumgayit y uno de los centenares que tuvieron que escapar del avance de las tropas armenias, atravesando a nado el Araz en el otoño de 1993. Zangelan, que era el último distrito azerbaiyano de Karabaj, cayó en manos del enemigo en octubre de 1993.
Hacia fines de julio de 1993, vastos territorios, además del ya ocupado Distrito Autónomo de Nagorno-Karabaj, incluyendo los distritos de Lachin, Kelbajar y Agdam, fueron capturados y su población azerbaiyana fue expulsada. El éxodo en masa de esas regiones, en medio del pánico y la desesperación, se debió en gran parte al amargo resultado de la ocupación de Khojaly a fines de febrero de 1992, cuando 613 civiles azerbaiyanos fueron indiscriminadamente masacrados en la ciudad y sus vecindades, causando una ola de conmoción en la comunidad azerbaiyana de Karabaj, que hace mucho había olvidado la brutalidad de las bandas armenias que aterrorizaron las aldeas azerbaiyanas de Karabaj y Zangezur en 1918-1921. Para ponerlo en palabras del presidente armenio Serzh Sargsyan: “Antes de Khojali, los azerbaiyanos pensaban que los armenios éramos gente que no podría alzar su mano contra la población civil. Hemos sido capaces de romper esto [estereotipo]” (Thomas de Waal, Black Garden: Armenia and Azerbaijan through Peace and War. New York and London, – Thomas de Waal, Jardín Negro: Armenia y Azerbaiyán a través de la Paz y la Guerra. Nueva York y Londres, New York University Press, 2003, pág. 172.)
A pesar de una exitosa ofensiva azerbaiyana para liberar Nagorno-Karabaj en el verano de 1992, la situación cambió drásticamente para principios de 1993. La agitación política, los movimientos separatistas en el sur y norte de Azerbaiyán y el inminente peligro de una guerra civil provocaron la derrota en el frente de Karabaj. Habiendo expulsado a las fuerzas azerbaiyanas fuera del antiguo Distrito Autónomo de Nagorno-Karabaj, las fuerzas armenias, con apoyo aéreo y de artillería ruso, se abalanzaron contra Kelbajar en abril y Agdam en julio de 1993.
En su reciente entrevista a YurdTV, el ex asesor de política exterior, Vafa Guluzade, reiteró que las tropas rusas jugaron un rol importante en las ofensivas armenias. “Fueron los rusos quienes entraron primero a Agdam” dijo él “anunciando inmediatamente que venían los armenios y urgiendo a los azerbaiyanos a irse”.
Ignorando las Resoluciones 822 y 853 de Consejo de Seguridad de la ONU, que condenaron a Armenia y la exhortaron a retirar sus fuerzas de los distritos de Kelbajar y Agdam, las tropas armenias atacaron y ocuparon las regiones sureñas de Fizuli y Jabrayil el 23 de agosto y Qubadli el 31 de agosto de 1993, una franja combinada de 3.238 kilómetros cuadrados, dando origen en forma inmediata a 157 mil personas desplazadas internamente en cuestión de dos semanas.
Fizuli, que cayó primera ante el enemigo, fue ocupada al mismo tiempo que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigía a Armenia el 18 de agosto que detuviera sus ataques a la región azerbaiyana de Fizuli, reiterando su posición sobre la ocupación armenia, expresada en anteriores Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (UN Demands Armenians Give Up Conquests. New York Times, August 19, 1993 – La ONU Exige a los armenios que abandonen sus conquistas, New York Times, 19 de agosto de 1993). La ocupación de esos tres distritos produjo la siguiente gran crisis de refugiados, tras el éxodo de Lachin, Kelbajar y Agdam.
Aunque las anteriores expulsiones en masa eran relativamente menos peligrosas, debido a que había pasos abiertos hacia el sur, norte y este, las tropas armenias no dejaron pasos seguros para las PDI que huían de Jabrayil y Qubadli. De acuerdo con el Observatorio de Derechos Humanos, la única franja de tierra angosta a lo largo del río Araz, fue continuamente bombardeada por la artillería armenia (Azerbaijan: Seven years of conflict in Nagorno-Karabakh, December 1994 – Azerbaiyán: Siete años de conflicto en Nagorno-Karabaj, diciembre de 1994). Esta gran ofensiva armenia sobre las regiones azerbaiyanas, apoyada por artillería pesada, y la existencia de un corredor para refugiados poco seguro, de alguna manera recuerda la ocupación de Khojaly y el “corredor libre” que llevó a los residentes que huían de Khojaly hacia el fuego de ametralladoras en los montes de la aldea de Nakhchivanli. Lo que le pasó a sus cadáveres después, para los habitantes de Fizuli, Jabrayil y Qubadli fue un nuevo recordatorio de lo que le pasaría o podría pasarles a ellos, si todos ellos hubieran tomado la ruta terrestre, abriéndose paso a través del fuego armenio. Reacios a asumir el riesgo de ser muertos por las balas y que sus cuerpos sean mutilados, en vez de eso muchos se arriesgaron a ahogarse en la fuerte correntada. Aptos o no aptos, atravesar a nado el Araz para llegar a territorio iraní, era la única opción viable para los viejos, las mujeres y los niños. Indudablemente, a centenares se los tragó el río y fueron eventualmente encontrados en su lecho o siguen oficialmente desaparecidos hasta el día de hoy.
Aunque el 31 de agosto fue acordado un cese de fuego con la mediación del gobierno ruso, este fue quebrado en la primera mitad de octubre con la ofensiva de tropas armenias contra Zangelan, el último distrito que permanecía en pie dentro de Karabaj. Como una señal de protesta, el 14 de octubre de 1993, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó su tercera Resolución 874, condenando las anteriores conquistas armenias y el asesinato y desalojo forzado de sus casas de miles de civiles azerbaiyanos. Como antes, la comunidad internacional fue ignorada y Zangelan pronto caería, el 29 de octubre. El último azerbaiyano de Karabaj fue deportado. La Resolución 884 de la ONU, exigiendo la retirada de las tropas armenias de Zangelan seguiría pronto, el 12 de noviembre.
Todas las casas azerbaiyanas en las regiones ocupadas, fueron inmediatamente saqueadas y la mayoría de ellas incendiadas por los armenios. Los trabajadores que proveían de ayuda humanitaria internacional han detectado señales de incendio intencional. Es probable que los armenios no tuvieran la intención de establecerse en las regiones ocupadas, sino que querían destruirlas y prevenir que puedan volver a ser ocupadas por azerbaiyanos, si es que estos lograran reconquistarlas en el futuro.
Aparte de las deportaciones en masa de las regiones sureñas limítrofes con Irán, los armenios también apuntaban a controlar el empalme ferroviario de Horadiz en el distrito sureño de Fizuli. El empalme ferroviario de Horadiz era de la mayor importancia, ya que era la estación es la vía de acceso al aislado enclave azerbaiyano de Nakhchivan, donde los suministros desde Bakú serían cargados en vagones y transportados por territorio iraní hacia Nakhchivan; fue ocupado por los armenios en octubre de 1993.
El 22 de diciembre de 1993, Azerbaiyán lanzó una gran ofensiva en torno a toda la línea del frente, liberando el importante empalme ferroviario de Horadiz, varias alturas estratégicas alrededor de Agdam y Agdere, 21 aldeas en el distrito de Fizuli y el Paso de Omar en la cadena de Murov del distrito de Kelbajar. Una gran ofensiva del ejército armenio, supuestamente apoyado por el ejército ruso, en los dos primeros meses resultó en la pérdida de las aldeas y puntos altos previamente liberados. Las tropas azerbaiyanas fueron capaces de defender Horadiz. De acuerdo con informes del Observatorio de Derechos Humanos, basados en el Armenian Mirror-Spectator, los rusos supuestamente trataron de persuadir a las fuerzas armenias a ocupar Yevlakh, una ciudad al norte de Agdam, para aislar a Bakú de Azerbaiyán occidental. Vladimir Kazimirov, que terminó negociando el cese de fuego de mayo de 1994, mediado por los rusos, fue también citado emitiendo una advertencia al liderazgo azerbaiyano, que si Azerbaiyán “no cooperaba, ellos se arriesgaban a perder más territorio”. (Thomas de Waal, Black Garden: Armenia and Azerbaijan through Peace and War.- Jardín Negro: Armenia y Azerbaiyán a Través de la Guerra y la Paz, Thomas De Waal, Nueva York y Londres, New York University Press, 2003, pág. 172). Indudablemente, mercenarios rusos han participado del combate de ambos lados, pero la noción de que las autoridades rusas han apoyado incondicionalmente a Armenia durante y después de la guerra, aportando municiones por valor de mil millones dólares, hace dudar de que tengan un rol genuino en el proceso de negociación.
Después de veinte uno años bajo ocupación, Fizuli, Jabrayil y Qubadli se han convertido en parte de un pesar más amplio. Todos estos años las PDI, algunas de las cuales se han establecido en nuevos asentamientos que se han construido apenas a 15 kilómetros de la parte ocupada de Fizuli, quieren volver a su tierra. Ni siquiera las atrocidades de una guerra brutal han podido quebrar su voluntad. Quizá es el masivo crecimiento de las Fuerzas Armadas Azerbaiyanas, con un presupuesto anual para el 2011 de 4.46 mil millones dólares. Quizá, la conexión con su patria es demasiado fuerte. De una manera u otra, el regreso de las PDI de Azerbaiyán a sus hogares, es inevitable.
Yusif Babanly es co-fundador de U.S.Azeris Network
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