La UNESCO en 1992, diseño el Programa Memoria del Mundo, MOW, cuya finalidad está destinada a preservar el patrimonio documental del mundo, que está en bibliotecas archivos, museos, como indicio y símbolo y signo de la memoria colectiva de la humanidad.
Existe un enorme patrimonio cultural de la humanidad, en diferentes lenguas, historias, pueblos, culturas que es el reflejo no solo de la riqueza e historia de un territorio o pueblo, sino de toda la humanidad. Porque deberíamos recordar que lo que le sucede a un ente, individuo o colectivo, de alguna manera, es el reflejo de la enorme riqueza de interpretación del ser humano.
Decía, uno de los premios Nobel de España, algo así, “que no es más fuerte la catedral de Burgos, sino el Poema de Mio Cid”, como indicando que el patrimonio bibliográfico perdura durante siglos o milenios, o tiene la potencialidad de soportar dichos embates.
Ciertamente, puede parecer una boutade o una contradicción dicha afirmación, pero en cierto modo, es verdad. Quizás monumentos arquitectónicos en el mundo de hace tres o cuatro milenios, no quedan demasiados, pero crónicas bibliográficas, incluso en su extrema debilidad, tablillas en arcilla, o documentos en forma de epopeya, textos escritos pueden que estén con nosotros desde hace miles de años. Sin ir más lejos las pinturas rupestres, Chauvet en su catalogación es de hace treinta mil años.
El patrimonio documental, es por consecuencia muy débil y frágil, pero también muy fuerte. Pero en su fragilidad pueden intervenir multitud de factores, solo hay que ver y recordar los códices miniados medievales, de docenas de miles que se produjeron, solo quedan unos miles. Ciertamente habiendo existido siempre una conciencia de su necesidad y de su conservación y de su valor, y valor en distintos parámetros: religiosos, escriturístico, económico, estético, cultural, etc.
Esa fragilidad, debida a sus materiales, sean arcilla, sean papiros, sean papel, sean pergaminos o similares, hace que los textos documentales y bibliográficos sean muy fácil su dispersión, robo, saqueo, fuego debido a multitud de avatares, guerras, revoluciones, perdidas, etc.
Por tanto, es necesario fijar dicho acervo y patrimonio documental, conocerlo, documentarlos, archivarlos, protegerlos, difundirlos. Hoy, podríamos en dos órdenes de realidades, por un lado, el substrato material de cada una de esas obras, conservar cada una de ellas, su originalidad y su material; segundo, su documentación e información, ésta última hacer copias de sus textos e imágenes en sistemas informáticos y teleinformáticas.
Hoy, los sistemas informáticos e Internet permiten poner en conocimiento de la humanidad, todos los archivos documentales, que se hayan archivado y documentado y escaneado y por tanto, esa riqueza cultural, que puede ser un manuscrito encerrado en una biblioteca o en un depósito, en cualquier lugar del mundo, puede ser consultado por cualquier persona de cualquier lugar del mundo. Esto en sí, es un paso enorme, en el conocimiento de dicha riqueza documental, en la conservación y preservación, y desde luego en la difusión y conocimiento. Porque nada humano nos es extraño, parafraseando el antiguo adagio griego. Nada humano nos es lejano…
Actualmente, en este contexto y concepto, se está abriendo diríamos una nueva cuestión, como conservar lo que se ha denominado Patrimonio Digital. Porque es obvio y evidente que un texto o una carta o un libro de hace quinientos o mil o dos mil años tiene un enorme valor. Pero ahora, se perciben que muchos textos, están grabados, creados, difundidos, originados en lo que se denominan soportes electrónicos o digitales.
Y aquí se abren una serie de cuestiones, es decir, por un lado, los documentos, que pueden ser musicales, imágenes, textos, combinaciones de formatos diferentes o medios, si se graban en sistemas digitales materiales, sean de un tipo o sean de otro, estos en estos últimos cien años, han ido cambiando la tecnología, por otro lado, han ido modificándose los sistemas de interpretación y de acceso, y también, por otro lado, según la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, los CD y DVD, tienen una vida material física de quince o veinte años, después se pierde o se destruyen sus contenidos.
Con lo cual, se está creando un problema, o una gran duda o perplejidad, podría suceder que una gran parte de todo el patrimonio cultural que se está creando en estas décadas, pueda desaparecer, dentro de unas generaciones. Por eso se habla del desierto documental o bibliográfico que de hoy se podría dar en los próximos siglos, porque un papel es muy frágil, incluso un papiro, pero puede perdurar generaciones y siglos, pero un sistema de grabación informático de momento, solo perdura décadas, hasta que se invente, el posible o potencial grabación en cuarzo, que indican que si se consigue podría perdurar siglos. Pero de momento…
En España hasta dónde conocemos existen los siguientes programas de Memoria del Mundo. El Archivo General de Simancas, El Archivo de Santiago Ramón y Cajal y la Escuela Española de Neurohistología, El Códice Calixtino y otros libros similares, Capitulación de Santa Fe, El Tratado de Tordesillas, La obra de Bernardino de Sahagún, Llibre de Sindicat Remença, Los Decreta de León de 1188, Beato de Liébana, Materiales relativos a la misión Keicho a Europa, Vocabulario de lenguas indígenas del Nuevo Mundo traducidos al español.
Para terminar diríamos, que existen dos grandes áreas, intentar conservar y difundir todo el patrimonio documental mundial, antes que se pierda o se destruya más. Por tanto, se escanee y se ponga a disposición del mundo a través de Internet. Segundo, plantearse si todo el patrimonio documental actual que se está creando, en estas últimas décadas y futuras, no se pierda y no se destruya.
¡¿Qué sucedió de las miles de bibliotecas existentes en el mundo grecorromano, qué de sus miles de libros!? ¡¿Qué de los libros de la civilización cartaginesa!? ¡¿Qué no nos suceda lo mismo…!?
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