Las leyes y las prácticas del estado de Luisiana que prohíben el acceso a jeringas estériles y criminalizan el trabajo sexual contribuyen a una epidemia incontrolada de VIH y una tasa de mortalidad muy alta por Sida, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy. La tasa de mortalidad por Sida en Luisiana es más del doble que el promedio de Estados Unidos. La policía de Nueva Orleans interfiere regularmente con las trabajadoras sexuales que llevan preservativos, poniéndolas a ellas y a sus clientes en riesgo de contraer el virus.
El informe de 57 páginas, “In Harm’s Way: State Response to Sex Workers, Drug Users, and HIV in New Orleans”(“Situación de peligro: La respuesta del Estado a las trabajadoras sexuales, los drogadictos y al VIH en Nueva Orleans”), documenta cómo el gobierno violó el derecho a la salud y cometió otros abusos contra personas en riesgo en Nueva Orleans. El documento hace un llamado para que se implementen cambios a las leyes y políticas que estigmatizan, discriminan y facilitan el abuso policial hacia las trabajadoras sexuales y drogadictos, e interfieren con los servicios de salud para las personas en alto riesgo de contraer el VIH. El informe fue publicado con motivo de la tercera Conferencia de Reducción de Daños y Política de Drogas anual, que empieza en Nueva Orleans el 12 de diciembre de 2013.
“La epidemia de VIH en Nueva Orleans es una de las más graves en EE.UU., y las estrategias que han demostrado su eficacia para combatirla están siendo ignoradas”, asegura Megan McLemore, investigadora principal sobre salud de Human Rights Watch y autora del informe. “Las personas que consumen drogas no pueden obtener jeringas limpias, y la policía está confiscando preservativos de trabajadoras sexuales y cualquier persona que sea sospechosa de participar en el trabajo sexual, como las mujeres transgénero”.
El sur de EE.UU. cuenta con la tasa de más rápido crecimiento de la epidemia de VIH y presenta el mayor número de pacientes que mueren de Sida de todas las regiones del país. Las dos ciudades más grandes de Luisiana, Baton Rouge y Nueva Orleans, tienen la segunda y tercera tasas más alta de nuevas infecciones por el VIH en el país. En Nueva Orleans , 40 por ciento de las personas con el virus no recibe tratamiento.
Luisiana tiene un estimado de 45.000 personas que se inyectan drogas y una cuarta parte de ellas se encuentran en Nueva Orleans. Sin embargo, la ciudad cuenta con pocos servicios, tales como los puestos de reparto de jeringas, los cuales han demostrado reducir el VIH y las infecciones de hepatitis entre los usuarios de drogas inyectables. El único puesto público de entrega de jeringas de la ciudad no recibe fondos estatales y está abierto sólo dos horas a la semana. Debido a que la ley penal del estado prohíbe la posesión de jeringuillas para uso no médico, el puesto de reparto opera bajo una nube de incertidumbre jurídica. Los voluntarios de pequeños puestos de entrega “clandestinos” se arriesgan a ser arrestados por repartir jeringas limpias a las personas que las necesitan, a veces incluso en bicicleta.
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