Según la OIT, desde que se inició la crisis habría 30 millones de desempleados más en el mundo y para el 2.019, el número total de desempleados sería de 213 millones (6% de la población activa) aunado con un déficit de 65.000 millones de dólares en los presupuestos de los países pobres y con cerca de 44 millones de personas viviendo en la absoluta pobreza según Intermón Oxfam, por lo que las autoridades económicas mundiales debieran impulsar la frágil e incipiente recuperación económica global, promover una capacidad productiva diversificada y garantizar una evolución equilibrada de los ingresos . Sin embargo , la crisis de Deuda Soberana de Grecia, la inestabilidad financiera de EEUU y la posibilidad de una subida de tipos de la Fed para el 2016 podría provocar que la crisis sistémica acabe lastrando la incipiente y frágil recuperación económica mundial y desemboque en escenarios de estancamiento económico secular (secular stangantion), ya que el fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos.
Desenlace de la crisis griega
Las reformas estructurales y fiscales que ha impuesto la Troika a países como Irlanda, Grecia, Portugal, España, Italia, Chipre, Malta y Eslovenia para modernizar la Administración pública y la sanidad, mejorar el mercado laboral y adaptar la presión fiscal a las circunstancias son principios genéricos que se han traducido en sucesivas subidas de impuestos, reducción de funcionarios, supresión de organismos públicos, recortes salariales y máxima flexibilidad en el mercado laboral aunado con una sensible pérdida de jirones del primigenio Carta Social Europea (CSE) o Carta de Turín de 1.961.
En el caso griego, la Troika ha obligado a todos los partidos políticos a aprobar suicidas medidas de austeridad que se han traducido en la pérdida de más de 1 millón de puestos de trabajo pero el ascenso al poder de Syriza habría provocado que la monolítica doctrina de los países de la Eurozona que gravitan en las elípticas marcadas de antemano por la nomenklatura alemana empiecen a oscilar en sus valores y a sentir la influencia de fuerzas centrífugas que podrían desembocar en la desaparición y posterior remodelación de la actual Eurozona. Así, los expertos de la llamada “troika” habrían concluido, según un documento secreto publicado por la web italiana Linkiesta que “Atenas no sólo no podrá hacer frente a sus obligaciones financieras, sino que, además, sufrirá una “fuerte devaluación interna”, una significativa caída de precios y de salarios en los próximos años” .
Así, según Efecom, se prevé que la deuda pública del país heleno ascenderá hasta el 200 % del producto interior bruto (PIB) en el 2015, existiendo el temor de que podría pasar del default (incumplir sus pagos) a la quiebra por lo que ” cada vez más empresas europeas y estadounidenses se preparan para lo que antes era impensable”, según The New York Times y en la cadena Fox News, Peter Morici, economista y profesor de la Universidad de Maryland, dijo que “la necesidad de una unión fiscal en la zona euro y de que el BCE adopte un papel similar al llevado a cabo por la Reserva Federal de EEUU, ” y consideró la posibilidad de que “el país heleno abandone el euro para poder así imprimir su propio dinero y resolver sus problemas como lo hizo Estados Unidos a raíz de la crisis financiera”.
Caso de producirse finalmente la salida de Grecia de la Eurozona por la miopía geopolítica alemana, asistiríamos a escenarios de devaluación de su moneda (dracma); alta inflación, galopante tasa de paro y deuda desbocada, radicalización de los otrora aburguesados y sumisos sindicatos de clase, (Confederación General Griega del Trabajo GSEE), ruptura del diálogo social con la patronal, frecuentes estallidos de conflictividad laboral y el auge de partidos como el Partido Comunista Griego (KKE), por lo que ante esta situación y sin el paraguas protector de la UE, no sería descartable en Grecia la reedición del golpe de los Coroneles (1967), golpe virtual o postmoderno que sería un episodio local dentro del nuevo escenario de Guerra Fría entre EEUU y Rusia y que contaría con el apoyo encubierto de EEUU dentro de su objetivo de anular los esfuerzos de Rusia para extender su radio de acción a los países europeos.
¿Salida de España del Euro?
La exclusión de Grecia de la Eurozona supondría el finiquito de la Eurozona pues el resto de países periféricos (Portugal, España, Irlanda, Malta y Chipre), seguirá inexorablemente el movimiento centrífugo de Grecia y deberán retornar a sus monedas nacionales, sufrir la subsiguiente depreciación de las mismas y la regresión a niveles de renta propias de la década de los 70 , con el consiguiente efecto demoledor en los mercados bursátiles. Así, en el supuesto de que la Deuda Pública y privada españolas prosigan su vuelo por la estratosfera, que los salarios sigan congelados o con incrementos inferiores al IPC, que el crédito bancario siga sin fluir con normalidad a unos tipos de interés reales a pymes, autónomos y particulares y no se aproveche la bajada del precio del petróleo y la dilación en los plazos para reducir el déficit público para implementar medidas keynesianas de inversión en Obra Pública y reducir el desempleo, la economía española se verá abocadas a un peligroso cóctel explosivo,(el DD), cuyos ingredientes serían una Deuda estratosférica ( rozando el 110 % del PIB en el 2015), una deflación en los precios que impedirá a las empresas conseguir beneficios y a los trabajadores incrementar sus sueldos así como una subida de las tasas de interés reales que agravará los problemas de sobreendeudamiento público y privado aunado con un desempleo cercano al 20%, lo que podría generar una década de estancamiento económico, rememorando la Década perdida de la economía japonesa.
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