Israel y la banalización de la maldad

Israel y la banalización de la maldad

El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así, distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”.Las distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual e incluso , en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad ( habeas corpus) de las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria del sistema plasmada en la instauración de la segregación racial (apparheid) y la práctica sistemática de la tortura, elementos constituyentes de la llamada “perfección negativa”, término empleado por el novelista Martín Amis para designar “la obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal”.

Todo ello sería un reflejo nítido de la deriva totalitaria del Estado distópico israelí amparado por la “espiral del silencio” de los principales medios de comunicación de masas mundiales controlados por el lobby judío trasnacional, teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social” (1977) que simbolizaría “la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo”,con lo que se produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva y la consecuente manipulación de la opinión pública mundial.

Por su parte, el estadounidense Harold Lasswell (uno de los pioneros de la “mass comunicación research”), identificó una forma de manipular a las masas ( teoría de “la aguja hipodérmica o bala mágica”), teoría plasmada en su libro “Técnicas de propaganda en la guerra mundial (1.927) y basada en “inyectar en la población una idea concreta con ayuda de los medios de comunicación de masas dominantes para dirigir la opinión pública en beneficio propio (Hamás es un grupo terrorista y la lucha contra el terrorismo está justificada legal y moralmente), lo que aunado con el finiquito del código deontológico periodístico habría provocado que la profesión periodística ( y por extensión las mass media dominante) se haya convertido en mera correa de transmisión de los postulados del lobby judío trasnacional que habría fagocitado el establishment o sistema dominante de las sociedades occidentales.

Israel y la banalización de la maldad

La teórica política judío-alemana Hannah Arendt en su libro “Eichmann en Jerusalén”, subtitulado “Un informe sobre la banalidad del mal” hace un análisis del nazi Eichmann desvestido de su vitola de criminal de guerra y visto tan sólo como “individuo unidimensional”. Así, según Arendt, Adolf Eichmann no presentaba los rasgos de un psicópata asesino, sino que sería “un simple burócrata que cumplía órdenes sin reflexionar sobre sus consecuencias y sin discernir el bien o el mal de sus actos”. Sobre este análisis Arendt acuñó la expresión “banalidad del mal” para expresar que “algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos”, con lo que la utilización por Israel de la tortura sistemática, el apartheid del pueblo palestino, la extirpación quirúrgica de “elementos terroristas” de Hamas y demás prácticas “malvadas” no serían considerados a partir de sus efectos o de su resultado final con tal que las órdenes para ejecutarlos provengan de estamentos superiores, quedando pues el Gobierno israelí de Netanyahu como el único responsable ante la Historia.

Hannah Arendt nos ayudó pues a comprender las razones de la renuncia del individuo a su capacidad crítica (libertad) al tiempo que nos alerta de la necesidad de estar siempre vigilante ante la previsible repetición de la “banalización de la maldad” por parte de los gobernantes de cualquier sistema político, incluida la sui-genéris democracia judía, pues según Maximiliano Korstanje “el miedo y no la banalidad del mal, hace que el hombre renuncie a su voluntad crítica pero es importante no perder de vista que en ese acto el sujeto sigue siendo éticamente responsable de su renuncia”. Así, la sociedad israelí en su inmensa mayoría sería cómplice silenciosa y colaboradora necesaria en la implementación del sentimiento xenófobo contra la población árabe-israelí (según la encuesta sobre derechos civiles ”Association for Civil Rights in Israel Annual Report for 2007” publicada por el diario Haaretz ,“ el número de judíos que manifiestan sentimientos de odio hacia los árabes se ha doblado y el 50% de los judíos israelíes se opondrían ya a la igualdad de derechos de sus compatriotas árabes) y de la progresiva implementación del régimen de apartheid en los guetos palestinos de Cisjordania y Gaza en los que la población palestina estaría sometida al régimen jurídico-militar en lugar de depender del poder civil como la israelí, preludio de la posterior deriva totalitaria de la actual democracia israelí que tendrá su culminación con la instauración en el Estado israelí de un régimen seudo-democrático tutelado por el Ejército.

La traición de Netanyahu a los postulados de Herzl

Tras las declaraciones de Benjamin Netanyahu en las que reafirma “el derecho del pueblo judío a construir en Jerusalén”, (lo que traduciría en la construcción de 1.000 nuevas viviendas en Jerusalén Este), pues según sus palabras “hasta los palestinos saben que esos lugares quedarán bajo la soberanía israelí bajo cualquier tipo de arreglo”, asistimos de nuevo a la escenificación de un “desencuentro en las formas” entre Obama y Netanyahu y que como en anteriores ocasiones se finiquitará con una tibia condena por parte de EEUU de “ la actual política de construcción de viviendas en Cisjordania y Jerusalén Este ” al tiempo que se procederá a la firma entre el Ministerio de Defensa judío y la empresa estadounidense Lockheed-Martin para la adquisición de un nuevo escuadrón de aviones de última generación F-35.
Conviene recordar que cuando se suscribieron los Acuerdos de Oslo, 100.000 colonos poblaban Cisjordania y que en la actualidad serian 300.000, lo que aunado con la prevista culminación del Muro de Cisjordania que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este, donde unas 60.000 casas palestinas podrían ser demolidas al carecer de permisos oficiales y habría unos 200.000 colonos más que en 1.993 a pesar de la “extenuante presión norteamericana para finiquitar los mismos”, habría provocado la indignación del mundo árabe, por lo que Jordania, (miembro no permanente del Consejo de Seguridad), habría ya solicitado la reunión de emergencia de dicho Consejo.

Mientras, Netanyahu acudirá de nuevo a Washington con el objetivo de lograr la ayuda de sus padrinos del AIPAC para que le ayuden a convencer a Obama de que contener los planes nucleares de Irán es en estos momentos mucho más importante que frenar los asentamientos judíos, pues en la actualidad el Comité Americano-Israelí de Asuntos Público (AIPAC en inglés), sería el más influyente grupo de presión pro-ísraelí en EEUU pues cuenta con más de 100.000 miembros (150 de ellos dedicados exclusivamente a presionar al Congreso, a la Casa Blanca y todos los organismos administrativos en la toma de decisiones políticas que puedan afectar a los intereses del Estado de Israel) y aunque siempre se ha creído que la AIPAC sería un “gobierno virtual” que teledirigiría la política exterior de EEUU en función de los intereses israelíes, la realidad sería que el lobby pro-israelí tiene verdadero peso en los ámbitos del poder porque EE.UU. e Israel casi siempre han compartido idénticos intereses geopolíticos desde la fundación del Estado de Israel en 1.948.Así, EE.UU. contaría con Israel para mantener a los Estados árabes de Oriente Próximo bajo la amenaza constante de ataque, (asegurándose de paso que se mantengan serviles ante Washington) e Israel no podría seguir existiendo en su forma actual sin el fuerte apoyo político y material que recibe de EE.UU. ( más de 3.500 millones de dólares en ayuda militar).

Enésimo desencuentro Obama-Netanyahu

En la actualidad asistiríamos además a un “desencuentro de fondo” entre las Administraciones de Netanyahu y Obama debido al concepto geopolítico imperante en la Administración Obama y cuyo cerebro sería el ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter,Zbigniew Brzezinski. Así, Brzezinski en un discurso ante al Consejo Nacional Irano-estadounidense (NIAC), afirmó que “creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes”, pues desde el asesinato de John F. Kennedy los Estados Unidos no habrían ya disfrutado de ese derecho al quedar desde entonces como rehenes de los intereses sionistas todos lo sucesivos Presidentes electos de EEUU. Además, Brzezinski, estaría enfrentado con los lobbys neocon republicano y judío de EEUU y con su habitual mordacidad habría desacreditado la miopía geoestratégica de ambos grupos de presión al afirmar que “están tan obsesionados con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán que han perdido de vista el cuadro global: la verdadera potencia en el mundo es Rusia y China, los únicos países con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos e Inglaterra y sobre los cuales tendrían que fijar su atención”.

Barack Obama con Benjamin Netanyahu

Barack Obama con Benjamin Netanyahu

El mensaje diáfano de Obama hacia Israel sería que “la paz en Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME) es posible a través del diálogo y que Israel y Estados Unidos tienen que negociar con Irán y con Siria, dos actores cruciales en la política de Oriente Próximo”, postulados que serían un misil en la línea de flotación del Gobierno de Netanyahu que aspira a resucitar el endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), ente que intentaría aunar los conceptos antitéticos del atavismo del Gran Israel (Eretz Israel), que bebería de las fuentes de Génesis 15:18, que señala que “ hace 4.000 años, el título de propiedad de toda la tierra existente entre el Río Nilo de Egipto y el Río Eúfrates fue legado al patriarca hebreo Abraham y trasferida posteriormente a sus descendientes”, lo que supondría la restauración de la Declaración Balfour (1.917), que dibujaba un Estado de Israel dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y que se extendía desde el Mediteráneo al este del Éufrates abarcando Siria, Líbano, parte noriental de Irak , parte norte de Arabia Saudí , la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí en Egipto así como Jordania, que pasaría a denominarse Palesjordán tras ser obligado a acoger a toda la población palestina de las actuales Cisjordania y Gaza forzada a una diáspora masiva ( nueva nakba). Dicha doctrina tendría como principal adalid a Isaac Shamir al defender que “Judea y Samaria (términos bíblicos de la actual Cisjordania) son parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie”, doctrina en la que se basarían los postulados actuales del partido Likud liderado por Netanyahu quien aspira a convertir a Jerusalén en la “capital indivisible del nuevo Israel”, tras la invasión de su parte oriental tras la Guerra de los Seis Días (1.967).

Conviene recordar que Theodor Herzl es considerado el Padre del actual Estado de Israel y fundador del sionismo y en su libro “El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía”, propuso la creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del mundo al tiempo que promovió la creación de la OSM (Organización Sionista Mundial) y en su obra “La vieja Nueva Tierra”(1902), sienta las bases del actual Estado judío como una utopía de nación moderna, democrática y próspera en la que se proyectaba al pueblo judío dentro del contexto de la búsqueda de derechos para las minorías nacionales de la época que carecían de estado, como los armenios y los árabes. Sin embargo, aurora-israel.co/il, denuncia que “ la política aislacionista del primer ministro, Biniamín Netanyahu, parece estar en las antípodas de los fundadores del sionismo, tales como Teodoro Herzl y Chaim Weizmman, que incluyeron al movimiento dentro del espectro progresista en el campo de la diplomacia, con lo que la pregunta es si puede revertirse peligroso el aislamiento diplomático de Israel con una política que sea contraria al inmovilismo y el encerramiento”.

Así, el jefe negociador palestino, Saeb Erakat, adelantó que “si Washington veta la resolución palestina en la ONU; la AP buscará su inclusión en numerosos organismos internacionales, entre ellos en la Corte Penal Internacional para juzgar a Israel por ocupación y crímenes de guerra “ y teniendo en cuenta que el 4 de noviembre próximo se llevarán a cabo las elecciones de medio término en el Congreso de Estados Unidos con la previsible pérdida del control del Senado por parte del Partido Demócrata, no sería descartable una suicida conducta transgresora de Obama en el tramo final de su mandato que podría reconsiderar el tradicional veto de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU ante propuestas “nocivas para el Estado israelí”, con lo que Obama se convertiría en un serio obstáculo para diseñar la arquitectura del Nuevo Gran Oriente y no sería descartable la gestación de una trama endógena que tendría de nuevo como cerebros a la CIA y al Mossad israelí y que no dudará en reeditar el Magnicidio de Dallas (Kennedy,1.963) con el objetivo inequívoco de lograr que EEUU vuelva a la senda de las seudodemocracias tuteladas por el establishment anglo-judío. Caso de ser asesinado Obama, aumentaría la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC), para proceder a la desestabilización de Siria e Irán por métodos expeditivos, momento que será utilizado aprovechado por la Trilateral EEUU-Gran Bretaña-Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por los actuales países de Oriente Próximo y Medio y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales .

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