El ministro del Interior de Turquía, Efkan Ala dijo el miércoles pasado que se prohibió la entrada a Turquía a unas 10.000 personas, las cuales se sospecha que querían sumarse a grupos terroristas.
Él declaró que los nombres de las personas han sido reportados desde diferentes países, como así también confirmados por Turquía.
Turquía ya se ha sumado a otros países, para detener el flujo de combatientes extranjeros a Siria y el Iraq. De acuerdo con la ONU, una cifra superior a 13.000 combatientes de más de 80 países se han incorporado a Estado Islámico de Iraq y el Levante, o ISIL, y a otros grupos militantes en Siria e Iraq.
Los países europeos no han prestado suficiente atención a la guerra civil siria, a los ciudadanos del país y a los combatientes extranjeros, declaró Ala. “Mientras nosotros nos enfrentamos con las llamas, ellos están luchando para que no les llegue el huno de las llamas” dijo él. “Si ellos quieren resolver este problema, tenemos que apagar este fuego juntos”.
Ala dijo que los países occidentales deberían prevenir la salida a los sospechosos de ser combatientes extranjeros, al tiempo que Turquía está impidiendo la entrada de tales personas y los deporta de nuevo a sus países de origen.
“Ellos los están enviando aquí, al mismo tiempo que nos informan acerca de eso” dijo él, agregando: “¿Por qué ustedes nos están enviando ese problema aquí? De todas maneras los estamos enviando de regreso”.
El también declaró que Turquía sabía acerca de por lo menos 700 turcos, que habían salido hacia Siria para combatir con las organizaciones terroristas, y que estos casos estaban siendo observados.
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